#1: El infierno

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POV's Alexis

El cuerpo lo sentía entumecido y pesado.
Mis parpados luchaban por abrirse pero no lograba nada. Escuchaba unas voces a mí alrededor. Eran dos hombres.

-Mira nomas que cuerpo tiene- hablo con lascividad – ese culito redondo debe estar delicioso.

Me dio asco escuchar eso.

-Debe estarlo. Es perfecta para los señores. Van a dar mucho dinero por ella, más si resulta virgen -  menciono otra voz, pero esa no era tan desagradable como la otra.

-Yo daría todo mi dinero si resulta virgen, lo cual dudo – rio a carcajada limpia.

Sea quien sea, merecía tener mi talón en su quijada para que cerrara la boca de una vez. De repente las voces se fueron apagando  hasta que ya no escuche nada.
Pero eso no duro mucho. Fui sacudida violentamente  haciendo que me despertara inmediato.

-Despierta princesa, tienes mucho que hacer – escuche la misma voz asquerosa de hace un momento.

Parpadee un par de veces hasta que mis ojos se acostumbraron a la luz. Estaba acostada en un colchón, el lugar parecía una mansión; con techos altos y bonitos candelabros colgando de el.

Levante la vista y me tope con el de la voz que me daba jaqueca, y eso que solo la he escuchado dos veces. Era alto, pero no mucho, algo musculoso, tenia el cabello rubio oscuro y sus ojos eran azules.

-¿Dónde estoy? - mi voz estaba ronca y amenazaba con salirse de control.

El sonrió con malicia mirándome el cuerpo con descaro.

-Es tu nuevo infierno- me aventó una tela a la cara - Ponte esto.

Me la quite de inmediato y la sostuve  en el aire. Mi ceño se frunció profundamente al ver un baby doll transparente. No dejaba nada a la imaginación. Todo se miraba.

-¡No, no, no! - repetí negando con la cabeza, mi cabeza no dejaba de imaginar lo que querían hacer conmigo -  ¡yo no soy una puta como para ponerme esto...! - exclame ganándome una bofetada.

  - ¡A mi no me gritas, perra! - me tomo del brazo, levantándome bruscamente.

Me volvió a levantar la mano con toda intención de golpearme. Cerré los ojos esperando el golpe pero nunca llego  gracias a una voz.

- Ray, ni se te ocurra golpearla de nuevo-  esa era la otra voz que escuche antes – sabes que a los jefes no les gusta, las chicas se ven mal con la cara morada.

- Eres una aguafiestas, Eiden – dijo y me soltó.

El tal Eiden se acercó a mí con cautela. Pero yo lo miraba con total desconfianza, sintiendo el palpitar de mi mejilla por el dolor. 

- Lo mejor será que obedezcas, preciosa- me hablo suave pero eso no quitaba que me había secuestrado- tengo que preguntarte una cosa. Alexis, ¿no? Leí tu nombre entre tus libros - se encogió de hombros - ¿eres virgen? 

- Vete a la mierda- espete conteniendo las lagrimas de mis ojos.

- No quiero que te lastimen pero me la estas poniendo difícil- trato de guardar la calma -¿eres virgen?...

Suponía que las vírgenes valen más. Si decía que si me iban a vender, si decía que no igual me vendían.  

- Espero que no- hablo el tal Ray- si no eres virgen, te arranco la ropa y te follare aquí mismo.

El pánico comenzó a correr por mis venas. Esto no era buena señal, tenia que decir la verdad.

-S-soy virgen- murmure con las mejillas rojas y la mirada clavada al piso.

Me PertenecesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora