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Alexis

Me removí, incomoda y con un ligero dolor de cabeza. El aire olía a perfume y spray de cabello. 

Abrí perezosamente los ojos y tuve que parpadear varias veces hasta acostumbrarme a la luz. Mordí mi labio inferior con fuerza, lastimándome, para reprimir las lagrimas que amenazaban con brotar de mis ojos. 

No otra vez, no otra vez en este maldito lugar.

Era exactamente el mismo sitio en el que desperté cuando me secuestraron. Maldije una y mil veces mientras sin poderlo evitar, lagrimas amargas se deslizaron por mis mejillas. Intente levantarme del suelo, ya que extrañamente, me encontraba desatada aunque cada musculo de mi cuerpo dolía. 

Fruncí el ceño cuando mire a la esquina de aquella habitación, y me encontré a un chico con manos y piernas atadas, y la cabeza cubierta por lo que parecía una bolsa de tela manchada de sangre. 

Su pecho se movía con irregularidad, como si le costara respirar. Algo en el me llamaba la atención.

Un escalofrió me sacudió al notar el tatuaje de lo que parecían puntas de alas justo en su pecho. Mi corazón se estrujo de dolor al darme cuenta de quien era...

- H-henry - dije con voz ahogada.  

Corrí hacia su dirección y me deje caer de rodillas ante el para sacar aquella bolsa que obstruía su cabeza. Mas lagrimas amargas cayeron por mis mejillas al ver los ojos esmeralda de mi hermano ante mi. Había sangre seca en sus labios y nariz, y un inmenso hematoma se estaba formando en uno de sus pómulos.

Su boca estaba tapada con un pañuelo así que lo quite de inmediato. Tocio varias veces y clavo su mirada en mi. Me sonrió débilmente y yo lo único que pude hacer fue rodearlo con mis brazos y llorar desconsoladamente como una niña, recordando como el siempre estuvo conmigo cuando mas lo necesitaba. 

- Sabia que estabas viva - me dijo y no pude evitar estremecerme, su voz era áspera y ronca.

- Te extrañe tanto, Henry - seguí lloriqueando y estrechándolo lo mas que podía. 

- Yo también te extrañe mucho, Lexi - su voz se quebró y beso mi cabello como pudo - siempre supe que te encontraría. 

Me aleje un poco y deslice la punta de mis dedos sobre las heridas de su rostro, se alejo sutilmente  y yo lo mire arrepentida. 

- Lo siento, no quise hacerte daño - sorbí de mi nariz de una forma poco femenina y el rio bajito.

- Sigues haciendo eso, pareces un chico cuando lo haces - negó con la cabeza pero sonreía. 

Henry siempre sonreía, no importaba que, el siempre lo hacia para que yo supiera que las cosas estarían bien. Pero en ese momento no me encontraba tan segura. 

- Te desatare y buscaremos una forma de escapar...

Cuando intente quitar los nudos de la cuerda de sus manos la puerta se abrió bruscamente, mostrando ante nosotros un chico alto, con cabello castaño y unos ojos azules, fríos como el hielo. Una sonrisa lenta y perversa tiro de sus labios mientras e acercaba lentamente hacia nosotros, todo el irradiaba peligro. 

Por impulso, intente esconderme detrás de Henry quien me cubrió con su cuerpo como pudo. El chico, que parecía de unos veinte tantos, se detuvo a escasos pasos de nosotros. 

- ¿intenta escapar, Alexis? - chasqueo la lengua varias veces mientras negaba con la cabeza - eso no se hace. 

- Déjala ir, ya me tienes a mi - dijo Henry con voz dura, sin importarle lo vulnerable y herido que se encontraba. 

Me PertenecesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora