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Alexis

La desilusión y la sorpresa se mezclaron en mi cuando desperté y volví a encontrarme sola. Ya era de día, ahora era el sol quien se filtraba en la ventana. Con pereza me levante de la suavidad y comodidad de la cama y comencé a buscar por la habitación a Zain. 

En una mesita cerca de la puerta, cerca de la puerta, se encontraba un pedazo de papel con mi nombre que decía una simple línea:

Regresare mas tarde, tengo cosas que hacer.

Z.M. 

Arrugue el papel entre mis dedos y lo deje en su mismo lugar. ¿A donde pudo ir? 

Me estremecí al recordar todo lo que me había contado Zain. El maltrato, el daño físico como emociona que su padre le causo. De repente comencé a sentir un profundo odio a Yusef, el sentimiento era tan fuerte que llego a asustarme. 

Sacudí varias veces la cabeza para dejar atrás los malos pensamientos que comenzaban a acumularse en mi mente. Cosas como: prenderle fuego a Yusef y luego tirarlo al rio, pero luego pienso en los pobres peces, no merecen tener tal basura en su habita natural. 

Me reí de mis propias ocurrencias sin sentido y salí del cuarto aun en pijama, que consistía en una camisa blanca de Zain, que me quedaba como vestido y un pequeño short gris. 

Por suerte esta casa no era tan grande como la de Pakistán pero seguía siendo inmensa. Gire a la izquierda en un pasillo pero ya frente a las escaleras, antes de lograr poner un pie en ellas, sentí mi cabello ser jalado bruscamente hacia atrás, tirándome al suelo. Me puse de pie con rapidez.

- ¡Ya supéralo, Nora! - brame molesta contra la chica de ojos azules frene a mi. 

- ¡Una mierda con eso, Alexis! - me grito de vuelta - te lo dije hace unos días y te lo repito ahora; Zain es mío y no te dejare el camino libre. 

Solté un grito de dolor cuando volvió a estirar mi cabello y yo de inmediato tire del suyo, fue su turno de gritar. Forcejeamos hasta que caímos al piso en un golpe sordo, Nora encima de mi. 

- ¡Dime, Alexis! ¿Fue el quien te dio esto? Seria una pena que lo rompieras - intento tomar el delicado brazalete de mi muñeca pero logre zafarme - apuesto que te lo dio solo para que te revolcaras con el. ¡Ya que nunca le cumpliste como mujer!

- ¡JODETE! - grite a todo pulmón. 

Me dio una bofetada y yo en un intento de quitármela de encima clave mis uñas en sus mejillas. Sentí como mis manos se mojaban con un liquido caliente, su sangre, imagino. 

- ¡ESTUPIDA, ME DEJARAS CICATRICES! - grito con mas fuerza.

Sus manos sujetaron ambos lados de mi cabeza y la estamparon en el suelo con fuerza. Solté un quejido entre dientes y mi vista se nublo por un instante. 

El ladrido de Felipe se escucho a lo lejos y eso hizo que Nora se distrajera. Golpee su cotado con mi rodilla y la empuje con todas mis fuerzas, sin darme cuenta de que la había empujado a las escaleras. 

Me arrastre por el piso solo para ver el cuerpo de Nora caer escalón por escalón, hasta que llego al final en un golpe sordo. La sangre abandono mi rostro y todo mi cuerpo se tenso, tanto que comencé a temblar. 

Esto no es verdad, esto no acaba de pasar - repetí una y otra vez, tratando de convencerme pero no pude, la realidad era otra. 

Un grito resonó en la parte baja y Samira apareció en mi campo de vista. Gritaba cosas que no podía entender y movía las manos de un lado a otro, desesperada. De repente sus ojos marrones se toparon con los míos y el entendimiento cubrió sus facciones. 

Me PertenecesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora