#7: Trajes

1K 61 0
                                    

Alexis

Mi estomago no dejaba de hacer ruidos ya que llevaba desde mi secuestro sin comer. La espalda ya había dejado de doler gracias a que Samira me puso un ungüento antes de irse junto con Ashley.

No tenia idea de que hora era pero no me importaba. Solo quería quedarme en el cuarto esperando a que la huesuda viniera por mi. Eso es lo mejor que podría pasarme, no quiero vivir siendo ultrajada cada que este maldito hombre quiera. 

La puerta se abrió de golpe, dejando ver como a tres de los tapados. Me incorpore de inmediato, mirándolos sin entender nada de lo que decían, ya que hablaban otro idioma. Lo único que entendí fue Amo Zain. Uno de ellos me tomo del brazo, alzándome de manera brusca. 

- Suéltame - pedí, jalando de mi brazo pero mi esfuerzo fue en vano. El hablo de nuevo en su idioma - yo no se que dices, no te entiendo y suéltame de una vez.

Negó con la cabeza y camino a la puerta, aun jalando mi brazo. Dije unas muy lindas palabras como que se podían ir al infierno y que son unos hijos de puta. Ellos me respondían pero como les entendía volví a decirles los mismo. Cuando al fin terminamos de bajar las escaleras giraron a la izquierda y se detuvieron frente una puerta negra. Tocaron y de inmediato alguien respondió en el mismo idioma que ellos. 

Zain estaba sentado frente un gran escritorio color roble. Pero lo que vi no me agrado mucho. Ashley y Nora estaban ahí. Ashley le daba un masaje en los hombros mientras Nora, sentada en su regazo, le daba besos en el cuello. Las dos estaban vestidas de la misma manera en la que a mi me vistieron cuando me vendieron. 

- Tardaste - me reprendió en voz baja, hizo una seña con la cabeza a sus tapados y estos se fueron de inmediato - ¿Cómo te hare entender que aquí no haces lo que quieres?

- Cuando tu entiendas que a mi me secuestraron y me vendieron como un pedazo de carne y ya - replique mientras me cruzaba de brazos - soy una persona. Pero veo que tienes ciertos problemas ya que puedes manejar a tu antojo. 

- Y yo veo que los golpes de ayer no te sirvieron de nada - su mandíbula se apretó, mirándome como si se  estuviera conteniendo. 

El recuerdo hizo que me hirviera la sangre, y eso no es bueno en mi posición. 

- Tu eres un sádico con graves problemas mentales que no sabe que estamos en el siglo XXI - sisee entre dientes.

Ladeo la cabeza y entrecerró sus ojos mieles hacia mi. Sacudió la mano y de inmediato Ashley y Nora dejaron su labor, poniéndose a un lado. Sentí algo de envidia al ver el cuerpo perfecto de Nora, grandes senos y llena de curvas. 

- Váyanse - ordeno el moreno. Ashley antes de salir me regalo una sonrisa triste, como si ya supiera lo que me espera y Nora sonrió victoriosa. Perra. 

Yo me quede en medio de esa gran oficina. Zain se puso de pie, camino lentamente sin quitarme la vista de encima. Me rodeo, sin tocarme, y se puso a mis espaldas, pero no me atreví a girarme. 

Un cálido aliento agito el cabello de mi nuca y todo mi cuerpo se estremeció. Apenas fui consiente de un ligero toque en mi hombro desnudo gracias a este tipo de blusitas que le gustan a  este pervertido. 

- A ti te gusta que te peguen - murmuro muy cerca de mi oído. 

Sentí como el aliento se me atascaba en la garganta. ¿por que mi cuerpo reacciona así, maldita sea?  

- N-no tienes idea de cuanto - tartamudee, con sarcasmo, ya que no me ocurría que mas decir. Tenerlo detrás de mi me distraía. 

- Esta ropa te queda bien - con la punta de su dedo siguió la tira de mi blusa - pero tengo un mejor vestuario para ti, preciosa... 

 - No me pondré esos traje de puta - gire para encáralo. 

Me regalo una sonrisa de esas que me hace dudar de mi. ¿la odio o no la odio? Volvió a caminar pero esta vez fui yo quien quien no le quito la vista de encima. Se poyo en la esquina del escritorio, medio sentado en el. 

- Quítate la ropa - ordeno con una voz engañosamente tranquila.

Un jadeo involuntario broto de mi garganta. ¿Por que? ¿Por que no puedo quedarme callada? ¿Por que no desnudo a Ashley o a Nora en lugar de mi? 

-N-no - negué varias veces con la cabeza - y-yo no lo hare. Tu no puedes...

-Yo puedo hacer que tu hagas lo que yo quiero - contra-ataco con un brillo de mofa en sus ojo mieles - y ahora quiero que te quites la ropa.

- No me quitare nada - respondí con falsa valentía - tu estas enfermo...

-¿Quieres dejar de decir eso?

-No.

-Entonces, ¿quieres tu familia muera?

Esas palabras resonaron varias veces en mi cabeza antes de hacerme reaccionar. No, mi familia no. Ellos son lo mas preciado que tengo.

- No, por favor. Con mi familia no te metas - pedí tratando de que mi voz no temblara. 

- Entonces quítate la ropa - Trague en seco. 

Me le quede viendo, tratando de entender que estaba mal con el. No encontré nada. Parecía un chico normal que podría tener a cualquier mujer a sus pies pero el sin embargo prefiere comprarlas y usarlas como muñecas inflables. 

- ¿Qué esperas? - presiono y al no obtener respuesta prosiguió - Bueno, dame unos dias y te mandare en cajas sus cabezas. No será difícil dar con ellos - se encogió de hombros y yo  sentí un dolor inmenso en el pecho - ¿Las quieres todas juntas o cada una en su caja? 

- Eres un hijo de perra - De todas las cosas que pude haber dicho esta fue la única que pude decir. La única que realmente creo. El es un hijo de perra. 

Me quede esperando los azotes o por lo menos una bofetada pero no paso nada. Me sonrió de lado. 

- Hoy estoy de buenas. Pero solo quiero que sepas que este hijo de perra tiene el poder de acabar con toda tu familia - comenzó a tronar los dedos - asi que si yo fuera tu me iria apurando, porque si me desespero para mañana tendrás aqui unos bonitos paquetes. 

Trague el maldito nudo que tenia en la garganta y mis manos se cerraron en puños por si solas. Tome varias respiraciones antes de asentir y tragarme mi orgullo. Todo por mi familia.

- Esta bien, hare lo que me pidas. 




Me PertenecesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora