#5: Algo Desconocido

1.4K 78 16
                                    


Alexis

Me imaginaba que eran las cuatro de la mañana y la música no cesaba. La cabeza me palpitaba dolorosamente y un vacío en el pecho estrujaba mi corazón.

Solo quería dormir un poco para alejarme de toda la mierda en la que se convertirá mi vida. Cerré los ojos y me concentre en mi familia, en solo unos días iba a ser navidad. Recordé a mi papa y el puro que fumaba frente a la chimenea. Mi mama cocinando el pavo y dándome probadas a escondidas de Henry. Oh Henry, mi hermano mayor y yo peleando por saber cual tiene los mejores regalos. 

Sentí la ya familiar humedad en mi mejilla, seque la lagrima con el dorso de mi mano y abrace la sabana contra mi rostro. Unos sollozos silenciosos salieron de mis labios. 

La puerta se abrió y yo me incorpore de golpe. Mi sangre comenzó a correr mas rápido por las venas al mirar a Zain frente a mi. Se tambaleaba un poco y tenia una sonrisa estúpida en los labios. 

Cerro la puerta y camino lentamente a la cama, mirándome directamente. Sus ojos estaba rojos y cristalinos. Estaba ebrio, el olor a alcohol me llegaba hasta aquí.

- ¿Te gusta tu estancia, princesa? - pregunto arrastrando las palabras.

- ¿Qué quieres? - espete mirándolo con odio. 

- Uy... - sonrió torcidamente, un cosquilleo amenazo con asaltar mi estomago con ese simple gesto - parece que la princesita esta enojada. 

- Deja de llamarme "princesita" - replique con voz baja, recordando que así me llamaba aquel tipo asqueroso que me secuestro - mi nombre es Alexis.

- Bueno, eres mía. Así que yo te digo como quiero - se sentó al pie de la cama  y su mano se acerco a mis piernas, de inmediato las quite y las abrace contra mi pecho - tranquila, no muerdo - rio risueño - de hecho si lo hago. 

- Solo déjame y vete de aquí.

- Nop... este es mi cuarto. ¿sabes? deberías estar feliz. No dejo que ninguna de mis mujeres duerman en mi cuarto - hizo una pausa con su mirada perdida en mi u luego murmuro - mucho menos dejo que duerman en mi cama.  

Algo se removió inquieto en mi ser. Era una mezcla de ternura... ¿pero que digo? Este tipo lo ultimo que es es ser tierno

- ¿Entonces porque yo si puedo estar aquí? - pregunte cautelosamente. 

Se tomo unos minutos en responder.

- Porque quiero y es mi casa. Puedo hacer lo que yo se me venga en gana - replico. 

No se porque me sorprende, debí imaginar que me respondería algo así. Nos quedamos en silencio unos segundos y entonces me percate de que la música ya no resonaba mas. Pero que Zain estuviera aquí evitaba por completo que pudiera descansar "tranquilamente", se podría decir.

Se levanto y comenzó a quitarse la ropa. El pánico y el miedo volvieron a mi. Pero fue remplazado al ver su abdomen marcado y sus musculosos brazos llenos de tatuajes, no es que no los haya visto antes, solo que ahora podía verlos con atención. Tenia demasiados. Me obligue a apartar la mirada al darme cuenta que comenzaba a babear. 

A mi lado la cama se hundió con su peso. Lo mire por el rabillo del ojo. El me miraba con sus ojos intensos. Su color miel me llamaban la atención, parecían únicos, una combinación de dos colores en uno. Protegidos por tupidas pestañas negras. 

- Sabia que no te ibas a resistir, eres como todas - dijo con aire superficial. 

Resople y me levante de la cama rápidamente. Maldito vanidoso. El se incorporo de inmediato pero no se levanto. 

- Vuelve a la cama - ordeno, mirándome severamente. 

- No - respondí entre dientes y cruzándome de brazos. 

- No lo repetiré: vuelve a la cama, ahora - apunto con su dedo el lugar en donde me encontraba apenas unos segundos. 

- Lo acabas de repetir, imbe... - no pude terminar.

Se puso de pie en un brinco y camino a grandes zancadas hasta mi. Cuando reaccione ya era tarde. Me jalo del brazo cuando intente correr y el se agacho. Me subió a su hombro haciéndome gritar de la sorpresa... y miedo. 

- ¡Bájame! - grite mientras me movía de un lado a otro. 

Me tumbo en la cama haciendo que rebotara en el colchón. Se quedo de pie mirándome como si quisiera sacar la mierda dentro de mi. 

- Te voy a enseñar que cada acción tiene consecuencia, niña - camino un poco y se agacho. Se levanto y note un cinturón negro en su mano. Ahogue un jadeo y me arrastre hasta la cabecera de la cama. 

Comencé a temblar. Oh Dios. 

- No lo hagas - pedí con voz rota. 

- Yo no lo quiero hacer, pero tu me estas obligando - aunque lo decía serio aun en la oscuridad notaba el destello de diversión en sus ojos. 

Apoyo la rodilla en la cama y se estiro para alcanzarme, trate de esquivarlo pero atrapo una pierna y me arrastro hacia el. Trate de aferrarme a las sabanas pero estas se vinieron conmigo hasta que quede de rodillas en el piso.

Me sostuvo de la parte trasera del cuello  y entonces senti un fuerte dolor en mi espalda. Un grito broto de lo mas profundo de mi garganta . Intente moverme, forcejear. Lo que sea para que el parara. No lo hizo.

- ¡Ya detente! - solloce al sentir el segundo golpe. 

Me solto y cai al suelo. 

- Intenta decirme imbécil otra vez y te ira peor - siseo entre dientes y yo no podía mas que sollozar de dolor. 

Su mano se cerro sobre mi delgado brazo y me levanto bruscamente, haciéndome gemir de dolor. Volvio a tirarme a la cama y ahora no pude hacer nada mas que quedarme ahi. 

Me PertenecesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora