十四

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(Salto temporal, Hanako ya tiene 19, pronta los 20 y a punto de entrar a la universidad.)

Aquel 22 de mayo, era la fecha conmemorativa, importante y llena de heridas que marcaba a Hanako, el cual se acercaba de a poco, era el recordatorio doloroso de haber dejado atrás, aquel "tal vez funcionaría", aquellas amistades, por su bien, por el de él.

"Por el bien de todos"

Ya se cumplirían cuatro años desde aquello, con tan solo 19 años, donde lloró, odió y aceptó el soltar lo que le dolía, pero, jamás dejó de sentir amor hacia Suna Rintarō, y eso significaba que la marca aún permanecía, pero a medias.

"Las consecuencias de los actos equivocados, es la desaparición de aquella marca, dejando de ser destinados y ser libres, dejando el dolor atrás y viendo un nuevo horizonte."

Habiéndose graduado de tercer año en la Preparatoria Metropolitana de Nekoma el año anterior junto a una parte que pertenecía al club de voleibol y los que la acogieron cuando recién llegó: Sō Inuoka, Tamahiko Teshiro, Lev Haiba y Yūki Shibayama, se encontraban reunidos celebrando el logro que se aproximaba lentamente, exactamente unos días después.

Entrar a la universidad.

Algunos ya tenían metas puestas, otros seguirían en el mundo del voleibol, y no se extrañaron cuando su amiga dijo a todo pulmón "estudiaré Bellas Artes", ya que ellos veían el esmero que había puesto para las pruebas de admisiones quedando así en la Todai con una beca, y el entusiasmo que la chica irradiaba.

A comparación de cuando había hecho acto de presencia en sus vidas, cuando era la chica de girasoles, pero con ojos opacados llenos de secretos.

✨✨✨

Flashback: Primer encuentro de Hanako con el equipo de Nekoma

Las primeras semanas de aquella Hanako de tan solo 15 años, en una ciudad extraña, con una familia que no era suya y asistiendo a una nueva preparatoria fueron duras, no solo para ella, sino que también para Kuroo y Kenma.

Haciendo todo lo posible para que, al fin entrase a algún club en Nekoma y que dejase de ir a casa a encerrarse en su habitación a lamentar cada suceso, lo habían logrado, que esa rubia pusiera a trabajar su mente lejos de aquel pasado que solo le hacía daño, y que encontrara refugio en lo que mejor hacia e impresionaba a la gente a su alrededor, el arte.

Haciendo aquel ritual de irse los tres juntos después del término de sus clubes, ayudarse en materias que se les dificultaba en casa de Kuroo, ir juntos en la mañana a la preparatoria, también había traído consigo la bonita sonrisa que ellos habían visto veces anteriores.

La primera vez que ella se encontró con el equipo de voleibol de los gatos, fue cuando a Kenma se le había olvidado su consola en su salón de clases durante el almuerzo, ya que por petición del mayor, el teñido iba al aula de la chica para hacerle compañía.

Al termino de las clases, se dirigía al gimnasio para hacer el acto de entregar aquello, ya que el club de arte ese día habían suspendido las actividades.

"Llamas a Pudin, le entregas su consola, y te vas, no es nada difícil" se mentalizaba la muchacha, evitaba a toda costa entrar a un gimnasio, las heridas aún se encontraban en proceso de sanar.

Llegando a la puerta de esta, la abrió lentamente, entrando sigilosamente, con los nervios a flor de piel buscaba aquella cabellera tan familiar para ella, pero no se encontraba por ningún lado, así que decidió esperar en las gradas del gimnasio, si no llegaba tendría que entregársela en casa y Kenma no sería paciente ante aquello.

Binding Souls (Suna Rintaro, Osamu Miya X OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora