Annabeth miraba impotente como más y más almas llegaban a los campos elíseos, no podía creer que tantas personas pudieran llegar a ese lugar en un corto período de tiempo pues se suponía que solo los humanos más privilegiados y aquellos que podían ser llamados héroes podían entrar, sin embargo, tal parecía que los que llegaban tenían derecho de estar allí y sobretodo almas tan puras como lo eran los niños.
"Sesos de algas"-. Un susurro abandonó los labios de Annabeth quien seguía preocupada por lo que le estuviera pasando a Percy.
Ella quería saber qué era lo que había sucedido con Percy, sentía la enorme necesidad de saber realmente qué es lo que está pasando en el mundo mortal y todo eso la devoraba por dentro, quizá Percy sentía lo mismo que Nico sintió cuando perdió a Bianca desesperación, agonía, soledad, miedo... Annabeth quería hablar con su sesos de algas, no quería que la sed de venganza lo consumiera por completo y lo convirtiera en algo que no era.
"Annabeth, hey, Annabeth. Escuchame"-. Zoë llamó a su amiga repetidas veces, pero no lograba llamar su atención.
No fue hasta que se acercó y sacudió el cuerpo de la hija de Atenea hasta que logró obtener su atención.
"¿Qué sucede?"-. Preguntó Annabeth intentando sonreír, pero fallando miserablemente. Zoë frunció el ceño mirándola.
"Parece que alguien desea verte"-. Zoë señaló con su mirada hacia un lugar en específico. Los demás solo se mantuvieron en silencio alternando miradas entre Annabeth, Zoë y aquel extraño hombre.
Dónde señaló Zoë se veía a un hombre esbelto y musculoso. Su piel era del color de la madera de teca; oscura y brillante. Sus ojos eran dorados como la miel, su rostro era regio, y una melena de cabello negro le caía por los hombros. Sus alas emitían destellos de tonos azules, negros y morados.
El hombre mantenía un rostro tranquilo mientras miraba fijamente a Annabeth.
"Tánatos"-. Annabeth había escuchado mitos y leyendas de la entidad frente a ella además de que Percy alguna vez se encargó de describirselo.
No lograba entender porqué estaba en ese lugar para verla solo a ella, sin embargo, su experiencia como mestiza le decía que no sería para nada bueno y posiblemente le de más dolor.
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Los dioses olímpicos simplemente miraban la pelea de Ares y Atenea contra Percy. Ninguno de los dioses ni en sus más locos sueños podrían creer que un mestizo pudiera seguirle los pasos a dos dioses, aunque quizá era por que Ares y Atenea se contenían.
Algunos querían acercarse a ellos para detener esa disputa y detener a Percy de que termine haciendo una locura, pero había algo que se los impedía. Se de una barrera que los mantenía al margen y aquella barrera parecía estar hecha con poder divino.
"¡Perseo Jackson!"-. Bramó Zeus con gran fuerza intentando llamar la atención del mestizo y ordenarle retirar aquella barrera, sin embargo, no recibió respuesta alguna.
Ellos podrían usar su gran poder para destruir la barrera, pero muy probablemente el Olimpo también se vería afectado además de que Atenea y Ares también saldrían mal parados en el ataque. Apenas se recuperaban de una guerra contra los titanes, y sucedía ahora esto.
"Debemos detenerlos"-. Habló Hestia seriamente. Ella en verdad llegó a apreciar a Percy desde el momento en que confió en ella y la hizo sentir importante en la guerra contra Cronos.
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Perseo Avenger [PJO] Remastered
FanfictionAtenea volvió a hacerlo, volvió a destruir una vida inocente. La vida de alguien que solo fue culpable de... Amar profundamente a su hija... Disclaimer: Los elementos de PJO ni los de FGO me pertenecen, le pertenecen a sus respectivos creadores.