Muerte

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Percy estaba arreglándose mirándose a cada momento en el espejo que tenía en su cabaña para saber si todo estaba en orden. De hecho, se podía ver que estaba algo apurado y eso era normal... Se le estaba haciendo tarde para su cita con Annabeth. Gracias a Hermes, irían nuevamente a París.

En verdad, no quería hacer esperar a Annabeth. Esa chica tenía su orgullo y si se tardaba por lo menos unos minutos, iba a recibir un sermón de unas dos horas por ello. Si BlackJack no le hubiese preguntado acerca de la hora de su cita, la habría olvidado. No es que no le importará, sino que en esos momentos muchas cosas rondaban su cabeza.

Por un lado estaba el hecho de que ahora en adelante viviría en el campamento mestizo y por el otro el mal presentimiento que tenía después de su charla con Atenea. La conocía como para decir que no se detendría, solo esperaba que pudiera entender antes de que algo malo sucediera. No quería perder a Annabeth, en verdad que no quería y no sabía que sería de él si a ella le sucediera algo.

Soltando un suspiro intento borrar esos pensamientos de su mente, esa noche sería genial. La pasaría al lado de su amada novia, olvidándose de todos los problemas que lo rodeaban y que parecían incrementar a cada momento. Bendito sea Hermes por dejarlos ir de nuevo a París, debía agradecerle al dios de alguna manera, pero eso sería después.

Dando un nuevo vistazo a su vestimenta y dando el visto bueno salió de su cabaña, ahora que lo pensaba no tenía cómo ir al apartamento del padre de Annabeth. Se maldijo así mismo por no haber pensado antes en ello y nuevamente un pensamiento invadió su mente. Si continuara con su madre, Paul podría haberle prestado su auto.

El dolor del rechazo lo invadió y se sintió mal, pero en esos momentos siempre hay un héroe que salva el día. Y aquel héroe se trataba de un Pegaso de color negro.

"Eh, jefe. Su corcel ha llegado"-. Percy miró como BlackJack entraba en escena mientras se pavoneaba agitando sus alas. Una sonrisa apareció en el rostro de Percy.

"Me has salvado, gracias"-. Percy soltó un suspiro agradecido y pudo escuchar una leve risa de BlackJack, aunque muchos solo escucharían un relincho.

"Espero grandes raciones de donuts por esto, jefe"-. Respondió BlackJack golpeando el suelo con su pata mientras Percy sonreía. En verdad se había ganado los donuts y él se aseguraría que los tuviera.

Percy sin atrasar más el momento, se montó en BlackJack quien extendió sus alas comenzando a agitarlas y dando un salto se alzó en el vuelo.

Quirón simplemente vio todo en silencio y solo mostraba un rostro lleno de preocupación mirando la figura del BlackJack y Percy perderse en el cielo nocturno. Un sentimiento indescriptible lo invadió.

"Siento que se avecina un mal presagio. Oh dioses, protéjanlos"-. Quirón apretó los dientes, pero sin más que decir volvió al interior de la casa grande.

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La brisa helada del cielo nocturno, pero a la vez reconfortante golpeaba el rostro de BlackJack y Percy. Faltaban solo cinco minutos antes de llegar al apartamento del padre de Annabeth donde Percy la recogería, en realidad, habrían llegado antes, pero se detuvieron a conseguir un regalo que Percy le tenía preparado a Annabeth desde hace unas semanas. Uno que solo pudo conseguir gracias a su padre, el dios del mar.

Ya después de un rato llegaron al apartamento de Annabeth o más bien al exterior del edificio. Percy pudo ver a Annabeth despedirse de su padre en cuanto lo vio, el padre de Annabeth asintió con la cabeza como saludo hacía Percy quien correspondió. Frederick dio media vuelta y se fue, sabía que Percy cuidaría de su hija incluso si tenía que dar su propia vida.

Perseo Avenger [PJO] RemasteredDonde viven las historias. Descúbrelo ahora