Jessamine
"Eric Sanderson se sentó junto a ella y enfermó por tres días"
"A Lya le dijo que no cruzará la calle el martes o moriría. Y en realidad murió""Que miedo, es tan rara, parece un fantasma"
- ¿Puedo jugar con ustedes? – El grito de espanto de las niñas de su salón al verla llegar, la asusto también. Retrocediendo un paso con su conejo entre sus manos.
- No, es que ya estamos completas Jess.- Dijeron retrocediendo sosteniendo las faldas de sus vestidos escolares.
- Ignóralas, son unas simplonas. – Dijo una figura pequeña y regordeta, color azul, con una nariz y orejas puntiagudas, llevaba ropa elegante, lo cual se le hacía gracioso.
- Lo sé, pero, sería más divertido si ellas también pudieran verte. – Dijo sosteniendo la diminuta manito de la criatura caminando dentro del salón. Mientras sus compañeras al verla hablar sola temblaban del miedo.
"Escuché que le rinde culto a la oscuridad"
"¿Cómo puede venir a esta escuela si sus padres son pobres? Su mamá una florista, su papá encargado de una funeraria. Y su abuela una panadera.""Es patética"
- ¿Por qué dicen esas cosas sobre mi? – Preguntó Jess refugiándose en brazos de su padre - ¿Por qué son tan malas conmigo?
- ¿Por qué no les agrado? ¿Por qué no podemos ser una familia normal? ¿Por qué soy tan rara? – Preguntó llorando, mientras su papá veía a su pequeño capullo llorar, sintiendo impotencia de no poder llevarla a casa, aun.
- Es porque somos especiales. – Le dijo. – Por eso puedes ver lo que hay más allá.
- Vi la muerte de Lya, y todos dicen que yo la mate. – Hades asintió, acariciando el blanco cabello de su hija, mientras su esposa simplemente los veía.
- Los humanos... Son seres temerosos. Cuando sabes quién eres, Jess. Nada de lo que digan o hagan podrá afectarte. – Dijo Hades viendo con firmeza a su hija. - ¿Quieres ser como esas odiosas niñas que usan vestidos rosados y hablan mal de las otras?
Ella negó.
- ¿Quieres vivir disgustada e infeliz haciendo infeliz a los demás? –
Ella volvió a negar.
- Eres mi pequeña Jessamine Ruth. Hablas con el fuego, y acompañas a los fantasmas a cumplir sus misiones para que puedan descansar en paz. Le das vida a las flores cuando se entristecen, y haces unos panecillos con mermelada, deliciosos. Ningún simplón, tiene derecho a decirte rara o hacerte sentir rechazada. Tú ve y recházalos. Porque algún día, vas a compartir tus panecillos con gente que adore verte hablar con planta o manipular el fuego. Y van a adorarte por quién eres. Y nunca más, volverás a sentirte sola.
- Nunca más te escondas de nadie, Jess. Vive tu vida como tú la decidas. –
Aquellas palabras, se quedaron grabadas en el corazón de la albina niña. Y no volvió a sentirse triste porque la rechazarán. Ni volvió a llorar por no tener amigas. Después de eso, y de algunas pesadillas inculcadas por cierto Dios sobre protector, comenzaron a buscarla.
Cuando vieron que no podían derrumbarla, quisieron estar junto a ella.
- ¿Te gusta la nueva escuela, Jessamine? – Preguntó su padre en la llamada, mientras ella bajaba a meditar, aprovechando que sus amigos dormían. Desde que había entrado a la Élite, se sentía más motivada que antes. Sus amigos eran increíbles.
- No vas a creer quienes son mis amigos. – Dijo ella mientras se sentaba en la grama a ver la luna. Podía escucharse a lo lejos el tránsito de las calles, los autos con sus bocinas, el pequeño cuchicheo de la gente a su alrededor. Y la brisa nocturna, fría, calmada, moviendo las hojas en un vaivén hipnótico.
- ¿Tienes amigos, Jessie? – Preguntó su padre en un tono, que más que sorprendido podía sentirse... Aliviado. Quizás, feliz.
- Si, me sorprendió que el hijo de Ares estuviera entre nosotros. ¿No se supone que lo tenían oculto? Además, la hija del caos, parece de todo, menos una persona que... ayudaría a los Olympiakós. Ella es dulce. Y muy tierna. Parece un personaje de series, de esas que todavía no descubren todo lo que pueden hacer. Si te soy sincera, quisiera estar a su lado para verla.
- ¿Quién no quiere ver como sacan a Zeus de su "paraíso"? – Preguntó su padre divertido.
- Si, también mando a sus hijos. Creo que está comenzando de lo que me hablaste.
- ¿El Krísi? – Jess guardó silencio viendo la luna.
- Es irónico. – Respondió riendo. – El caos enamorado de la guerra. Y la guerra enamorado de la traición. ¿Crees que tarden en descubrir qué Bonnie es quién va a despertar el Krísi?
- Jessamine...
- Ya sé, ya sé. No voy a decir nada. Todavía no hemos comido panecillos rellenos. Y espero poder hacerlo mientras todos somos amigos.
ESTÁS LEYENDO
Rebelión.
FantasyDesde que viene la rosada Aurora hasta que el viejo Atlante esconde el día lloran mis ojos con igual porfía su claro sol, que otras montañas dora; y desde que del caos, adonde mora, sale la noche perezosa y fría, hasta que a Venus otra vez envía, vu...