"Simplemente eres tú" Es una cautivadora historia que transporta a sus lectores a la época feudal sin ninguna explicación aparente. La protagonista, una mujer normal, se encuentra repentinamente en un bosque frente a un misterioso pozo. Pronto descu...
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En medio de las profundidades del bosque, cada paso que la mujer daba parecía estar en sintonía con el latir alegre de su corazón. Las palabras de aquel demonio, Sesshomaru, resonaban en su mente, formando un eco suave y reconfortante cada vez que las recordaba. A medida que avanzaba, cada repetición de esas palabras en su mente se volvía un recordatorio vívido de lo que había pasado con anterioridad.
El sentimiento de felicidad que la envolvía era como un rayo de sol que atravesaba las densas copas de los árboles, iluminando su camino con una luz cálida. La aceptación de su amistad por parte de Sesshomaru la llenó de una emoción que nunca había experimentado antes. Era un extraño cóctel de satisfacción y emoción, una mezcla de incredulidad y por haber ganado la gratitud de un demonio de su calibre.
En cada paso que daba, podía sentir cómo aquel extraño sentimiento crecía en su corazón, como una semilla que germinaba lentamente y se convertía en una flor hermosa. La idea de que Sesshomaru la viera como más que una amenaza, como una aliada en esta tierra desconocida, era algo que no habría imaginado en sus sueños más salvajes.
Caminando en medio de la quietud del bosque, se permitió perderse en sus pensamientos. Sabía que al contar con un aliado como Sesshomaru, alguien cuyo poder estaba más allá de su comprensión, sus posibilidades de sobrevivir en esta época feudal se ampliaban de manera inmensa. La certeza de que no estaba sola en este mundo tan distinto al suyo le brindó una sensación de seguridad y fortaleza que antes le había faltado. En medio de la calma y la soledad del bosque, la mujer siguió avanzando, permitiendo que sus pensamientos y emociones fluyeran libremente.
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En la colina, vislumbré a los chicos inmersos en una conversación seria, sus gestos revelando una carga de preocupación. El corazón me latió con fuerza al intuir la posibilidad de que algo inesperado hubiera sucedido. Tal vez alguien había muerto y no no estaba enterada
Corrí hacía su dirección, la sorpresa y la emoción en mi rostro mientras Aome, la primera en recibirme, se acercaba con rapidez. Su expresión reflejaba un mar de emociones, desde la ansiedad inicial hasta la alegría que desbordaba al confirmar que la chica desaparecida estaba bien.
