CHAPTER 13

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No es que no quiera que te quedes,

estoy exausta de sentirme sola y herida,

pero no quiero impregnarte la ropa con mis malas energías.

No quiero que te atormenten por las noches y alejen la suerte de día.

Te quiero demasiado como para hacerte eso.

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-Lo siento...,- Dijo Tyler sin verguenza.- Estaba...- Hizo una pausa en lo que pareció perder lo que iba a decir.

Ander estaba unos centimetros por delante de mí, mirandolo con confusión por el extraño entorno que se estaba formando en la habitación y el hecho de que uno de Ellos estaba en el borde de la puerta, con la mano en la manija, sin terminar de entrar ni tampoco de irse.

-Fue un gusto verte Clem, te ves bien.- Dijo sin más antes de atisbar a cerrar la puerta.

Mi cuerpo no respondía más que para mis acelerados latidos y mi exagerada respiración. En cambio mi lengua se movió antes que pudiera desactivar el interruptor de hacer estupideces  que luego lamentaría. De pronto, el alcohol en mi sistema se había evaporado.

-No te atrevas a hablarme, a desearme el bien.- Hablé con toda la bronca que había almacenado en mis adentros. -Dime, ¿Cómo hace la gente como para andar como si nada mientras la gente como yo sufre en silencio por cada noche que ustedes salen a otra fiesta más?

Fue la pregunta más tonta que había hecho jamás. Pero siendo honesta, me alivió. Me alivio por los segundos más ricos que tendría durante mucho tiempo, como cuando luego de vomitar ya no te duele más el estómago. Tantos meses vomitando, por fin tenía unos segundos de paz.

Tyler se acercó a mí, sin emanar ningún signo de enfado en toda su postura y movimientos, pero aún así retrocedí, soltandome del agarre de Ander.

-Lo siento, amigo, creo que ya te tienes que ir.- Advirtió Ander de la misma manera e incluso algo más tenso que cuando nos topamos con aquel jugador peligroso.

La fiesta era peligrosa.

-Clem...,- Volvió a hablar Tyler acercandose, haciendo notar sus ojos color café, pero gracias a la intervención del rizado, aún en lejanía.- Quizás deberíamos hablar, quisiera disculparme, explicarte que-

-No hay nada que explicar.- Lo interrumpí mirando al suelo. Su rostro me parecía tan bizarro que me daba asco.- Antes muerta que estar en la misma habitación que tú.

Antes que alguien dijera algo más, lo rodeé cómo se rodearía un humo tóxico, lo más lejos posible pero aún con la certeza en mente de que era imposible huir de los efectos de él, pues no podías vivir sin respirar.

Ander lo rodeó desde la cercanía hasta salir detrás de mí de aquella habitación ahora conformada por barrotes de prisión y con un aire de desespero busqué a Mar y Lev por todos lados. No fue una tarea muy difícil puesto que estaban los cuatros en un mismo grupo moviéndose al ritmo de la música mientras charlaban y bebían sus tragos.

OSCURIDAD LUMÍNICADonde viven las historias. Descúbrelo ahora