Chapter 15

11 1 3
                                    


+++

Lo siento, tengo que irme,

me hicieron mucho daño y ahora no sé cómo confiar,

o cómo actuar como una persona normal.

+++

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~


 -Quietos, quietos, sshhhh...- Nos callaba Mary simulando seriedad. Mis rodillas estaban empezando a doler, la diminutas piedritas del extremo del patio de la escuela se enterraban en ellas, la tierra ensuciaba de polvo mis medias exageradamente largas y unas ramitas se enterraban en mi brazo izquierdo. Ander las apartó de mí mientras intentabamos aguantarnos las carcajadas.

-Ahí viene, ¡ahí viene!- Susurraba Lev.

La profesora de biología apareció en nuestro rango de vista, sacando sus llaves para irse a toda prisa con su auto. Pocos segundos después, la profesora de literatura se acercó a paso ligero y decidido hacia ella.

-Cobarde, no quiere afrontar lo que pasó antes.- Susurré indignada.

-Creo que tendrá que afrontarla de todos modos.- Replicó Ander al ver que la profesora de literatura se le paró enfrente, la volteó hacia ella y le plantó un buen beso.

Los cuatro empezamos a reír lo más bajo que podíamos para que no nos escucharan.

-No podemos, Layla... Menos acá...- Susurró Julia, separándose un poco.

-Renunciaré si es necesario, no tenemos familia o ni esposos, no estamos haciendo nada malo.- Se defendió ella.

-Lay...- Dijo Julia cerrando la puerta de su auto que apenas había podido abrir.

-Ju...- Susurró al ver que su morocha se había rendido ante ella, dejándose besar, esta vez sin detenerla.

- Vámonos, vámonos, ¡Necesitan privacidad!- Dijo Mary mientras trataba de no reír tan alto mientras atravesamos el resto de los arbustos y salíamos de nuevo al piso de cemento que conformaba en verdadero patio trasero del instituto.

Finalmente rompimos en escandalosas carcajadas, captando miradas, algunas divertidas y otras molestas, mirándonos con orgullo ante lo que habíamos logrado. Hacía cuatro semanas desde las vaciones de Año nuevo, y desde el primer día de clases luego de estas, notamos cierta tensión entre las profesoras que resultó más interesante que sus propias clases. Digamos que además movimos un par de cables experimentalmente para que lo que estuviera pasando entre ellas explotara. Y explotó.

-Bueno, después de tanto tiempo, nuestro trabajo dió frutos.- Habló el castaño con una sonrisa prominente y volvimos a clases mientras organizabamos a qué hora nos ibamos a ver en la pista de skate esa misma tarde.

Ya habían pasado cerca de dos meses desde que me había transferido a ese colegio.

La amistad que había formado espontáneamente con Mar y Lev, simulaba crecer cada día con la velocidad en la que crece un ser humano en el estómago de una mujer, y la confianza parecía reforzarse sin mucho esfuerzo. Armamos un plan para salir a recorrer la ciudad, los campos y bosques de las ciudades vecinas, puesto que dejando de lado el pequeño barrio tranquilo en el que vivíamos, el resto de Manhattan se conformaba por calles oscuras, pasillos deprimentes y edificios tan altos como problemáticos.

La idea era distraernos de todo. Y por el momento, evitar mis pensamientos se me hacía útil.

Solo se trataba de vivir, vivir en libertad. Y la idea me encantaba, es lo que buscaba de día y de noche, por las charlas de merienda con mi madre y en los chismes mañaneros de Lev. Es lo que había estado buscando desde hace más de tres meses.

OSCURIDAD LUMÍNICADonde viven las historias. Descúbrelo ahora