CHAPTER 21

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'NO' es NO

Al igual que 'No lo sé',

'No estoy segura', 

'Quizás luego', 

'En otro momento', 

'Ahora no',

'Estoy cansada'.

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-¿Clem?, ¿Tú irás?- preguntó Evolet en un susurro emocionado.

-Claro.- Acepté.-Seguro irá Bruce, asi que estarás libre de disfrutar toda la noche con Tobías.- le empujé ligeramente con mi hombro a modo de provocación.

Sus mejillas se ruborizaron, era obvio el afecto que le tenía al chico de descendencia francesa y ojos cobrizos. La verdad que yo también le tenía cariño, no del mismo modo, claro, pero era el chico más dulce que conocí alguna vez. 

Aún así, mis ojos siempre se desviaban hacia su izquierda, el lugar donde Bruce tomaba asiento cada mañana, con su porra de cabellos despeinados y esa sonrisa perfecta que pocas veces se curvaba. La seriedad solía ser su marca.

No sabía qué era lo que teníamos. Pero era dulce y salvaje a la vez, me gustaba su adrenalina. Nos habíamos besado un par de veces en fiestas, e incluso un día cualquiera en que se ofreció a llevarme a casa luego del colegio. No entendía por que su repentino interés en mí cuando habíamos sido amigos desde hacía años, pero que la persona de la que habías estado enamorada durante todos ellos, al fin te diera algo de atención, se sentía maravilloso.

No sabes lo que es estar enamorada. Eso no es amor.

Habían ciertas voces dentro de mí, susurros que sonaban como alarmas de seguridad, que no pasaban por alto las pequeñas veces en las que se tornaba posesivo. Inventando dramas y diálogos que nunca habían ocurrido, con un comportamiento que rozaba lo dominante pero atravesaba por sus ojos la brutalidad, la violencia.

Pero lo quería demasiado. Tonta ilusa. En ese entonces no sabía que el amor no es un flecha que se dispara hacia una dirección precisa, sino una bomba que explota en el momento menos esperado y arrasa con lo primero que encuentra a su lado, sin un juicio de ante mano o una advertencia.

A mí si me dieron advertencias, muchas de hecho. Pero las silencié como silencias las notificaciones de spam de un telefono celular. Moraleja: no silencien las notificaciones del Antivirus, pueden salvar todo el sistema.

Esa tarde volví a la casa, me vestí bonito aunque la fiesta era de halloween. Sabía que muy pocos se disfrazarían pues la meta principal era llevar alcohol, drogas, y volarse en risas y bailes provocaquitos, como pasa en cualquier fiesta. Un poco de sangre junto a mi labial y por debajo de mis ojos, -aunque lo más segura fuera que al poco tiempo de iniciar la fiesta ya se habría desvanecido-, y listo.

Evolet y Maica, mis amigas más cercanas del pequeño grupo de amistad que teníamos, ya estaban fuera de casa. Esa fue la última vez que sentí y ví a aquella casa como a mí casa, antes de que las paredes empezaran a retrotraerce y las esquinas oscuras me susurraran 'sucia, mugrienta, estas sucia'.

Subí a la pequeña camioneta grisacea que los padres de Evolet le había regalado un día antes de mi cumpleaños, por su propio cumpleaños. Ella era un día mayor que yo según la ciencia.

Ese fue el último día que disfruté un viaje en carretera. También la última vez que tomé alcohol por diversión. La única vez que me drogué, pero eso sí fue sin intención. La única vez que personas se adentraron en mi con un vago ejemplo de lo que es hacer el amor. Muy vago, muy rudo, muy sucio.

La última vez que me sentí bien. La última vez que pude hablar realmente con Maica, pues ella no sabía nada, y Bruce era su pareja. A nadie le gustaría saber que la persona con la que pasó tardes divertidas y noches apasionadas acaba de jugar un sucio juego con sus amigos y terminaron violando a dos de sus mejores amigas.

Fue la última vez que ví sonreír a Evolet, pero eso fue tanto por su profunda tristeza como por mi profunda verguenza de mirarla a los ojos.

No era la mejor persona en ese momento, y aunque Maica y Bruce tuvieran una relación abierta y todo lo demás, el no  hablar sobre lo nuestro con ella estaba desaprobado por las reglas. Pero Evolet no había hecho nada malo. Y no estabamos haciendo otra cosa que ser adolescentes y aprender de la vida, la emoción y el amor. No justifico mis errores, pero creo en los límites.

Y esa noche, fueron traspasado de tal manera que la bomba se sintió similar a la de hiroshima, matando personas al instante, y dejando a otras lentamente contaminarse por la radiación tóxica que dejó la misma por todo el lugar.

Ahora mi cuerpo se siente tan abandonado y destrozado como Chernobyl, y tengo que rogar cada noche por que Evolet esté mejor que yo. Porque no esté pensando hacer lo que estoy pensando hacer si las cosas no mejoran por lo menos un poco.

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N/A

Creo que lo pequeños recuerdos son los más dolorosos, el comparar el pasado con el presente, y empezar a pensar que carajos hacer con el futuro, pero lo creí necesario para poner un poc más de contexto.

En fin, por eso es un poco más cortito que los otros capítulos.

besiiiss,

Lu.

OSCURIDAD LUMÍNICADonde viven las historias. Descúbrelo ahora