CHAPTER 23

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Ojala pudieramos volver al pasado,

todo seria mas fácil,

todo lo mal hecho podria ser arreglado.

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A la mañana siguiente, cómo ya era habitual, desperté con mi corazón queriendo terminar el maratón que se planeó, desde esa noche, para ser infinito y duradero, al parecer, hasta mi último día en la tierra.

Había veces en las que despertaba y por unos gloriosos segundos, no recordaba nada. No recordaba la muerte de mi padre, ni la noche de la fiesta, ni a Ander, ni mi problema con la comida, mi cuerpo o la limpieza incesante que, sentía, estaba obligada a hacerle a éste.

Solo era yo, disfrutando de mi existencia, antes de que mi cerebro despertara y, con un tsunami de arrepentimiento, todos los recuerdos me pusieran los pies en la tierra y me dijeran lo corrompida que estaba.

Esta vez, esos gloriosos segundos casi llegan a convertirse en minutos, y puedo decir que fue lo más lindo que me había pasado en meses.

Abrí lentamente mis ojos, notando una extensa luz que entraba por la ventana a mi costado. Me había quedado toda la noche en la misma posición, al parecer, porque seguía enfrentando el lugar en donde el cuerpo de Ander, según recuerdo yo, había yacido dormido la noche anterior.

Esta vez, su lado estaba vacío. Seguro se había levantado antes y abierto la ventana para que algo de aire fresco entrara a mi cueva con olor a encierro.

Por dios, probablemente me había visto babear toda la almohada, e incluso, quizás, haberme escuchado roncar. Nunca supe realmente si lo hacía, nunca nadie había dormido a mí lado como para tener un testigo.

En fin, eso ya no importaba, tal vez en otro momento me hubiera agarrado un ataque de tan sólo suponerlo, pero ahora, otros asuntos mucho más pesados, me atormentaban las noches y perseguían a mi corazón, haciendo que este olvide enviar sangre al cerebro para que él ordenara enviar aire a mis pulmones. Algo usual en mí, que no debería de serlo.

Lentamente me recosté contra el respaldar, y me quedé unos minutos esperando a que mis ojos ajustarán su vista a tanta luz y observaran todo a mi alrededor.

El piso estaba más limpio, y las prendas que antes estaban tiradas en el piso sin importancia estaban en el canasto de la ropa sucia. Los libros estaban apilados, y los pocos que había dejado en el piso, levantados. La sábana que cubría mi gran espejo estaba doblada a un costado, haciendo que mis ojos se asustaran al casi alcanzar a ver mi reflejo.

A menos que tantos traumas me hayan generado caminar y ordenar mi cuarto dormida, solo quedaban dos opciones.: o Ander se había puesto a ordenar mi cuarto, cosa que yo no pedí; o mi madre había vuelto temprano de la visita a la casa de mis abuelos y ha echado al rizado para luego ordenar todo mi desastre.

Esta última podría ser más posible para cualquiera, pero mi madre nunca volvía antes de tiempo, así que no, no era nada posible.

Por favor que haya sido un hada madrina. Y que de paso me borre la memoria.

"Moriríamos para que eso pasara." La verdad que sí, haría lo que fuera para perder la memoria.

Corrí las sábanas que me tapaban a medias mis piernas y bajando de mi cama, me cambié el pijama y me puse unas pantuflas con forma de pandas. Raras pero bonitas.

OSCURIDAD LUMÍNICADonde viven las historias. Descúbrelo ahora