PRÓLOGO

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9 Días fuera de casa, 3 horas con la droga en el cuerpo, 216 horas sin vista al exterior y poca comida

—¡Mátame perra! —grita y se revuelca —¡Mátame! No deseo esto.

—Yo te dije que sería tu pesadilla, amochi —limpio mi navaja.

—Amada mía, ¿cómo va el reo? ¿Se porta bien? —me planta un beso en mis labios.

—¡Vete de aquí, idiota!-grita el reo.

<<Siempre de molestoso>>

—No me iré hasta que no veas como me la follo en esta mesa —Adán siempre torturando con su arma de seducción.

Usa lo que otros quieren para obtener lo que él quiere. No debería dejarme pero me gusta ver como aquel sujeto sufre atado buscando mi cuerpo. <<Me causa curiosidad, una leve curiosidad>>

—A mí no me importa esa perra —dice el reo.

—Eso crees pero te mueres por ella desde ese día en el bar —me hace la seña para que me acerque.

Por ese momento me quedo pensando cómo es posible que él sepa si la información es confidencial. <<¿Sabrá lo otro?>>

—Te mueres por mí desde que te baile detrás de las cortinas; en el lugar VIP—repito.

—Aléjate de este tipo —gruñe —. Eres solo mía y tu cuerpo me pertenece —musita. Detallo el rostro.

Él lo patea mientras el reo está en la silla atado, tanto de pies como de manos. Le da en las costillas y lo toma del pelo. Esa es mi señal, me levanto haciendo lo posible para que el reo pueda ver mis piernas casi desnudas, Adán me entrega su mano levantándome, dejo el arma de un lado y mientras camino me voy quitando la ropa.

<<Como al reo le hubiera gustado verme en el privado>>

Camino desabrochando el enterizo negro que se ajusta a mi cuerpo, los pechos van resaltando mientras voy bajando el cierre, acomodo mi pelo sobre mi hombro derecho y voy quitando el ajustado mono, deslizo las mangas por mis brazos y finalmente termino retirando la prenda ajustada de mi cuerpo, la levanto del piso procurando inclinarme lo suficiente para que el reo vea mis pechos. Él no pierde la mirada de mi cuerpo mientras que el reo sigue sin entender, subo mis manos recorriendo todo mi cuerpo hasta quedar cerca de ambos. Acomodo mi pelo que sigue sobre mi hombro derecho dejando que un mechón pase por mi rostro, fijo mi mirada en la del reo y vuelvo a ver a mi amado que muerde su labio.

Sigo acercándome más al reo y hago movimientos para que él pueda detallar mi cuerpo, mi amado toma mi cintura y me pega a su cuerpo. El reo solo mira con cara de desesperación y luce decepcionado. Para ser alguien malo este tipo de escenas deben ser normales.

<<Mi amado, en mi boca con el acento alemán queda sexy>>

Las bragas de encaje negro transparente dejan que se aprecie la marca de mi vagina, mi sostén detalla mis pezones por la tela transparente y delgada. Adán toma al sujeto en la silla y lo levanta aún atado para que vea a detalle lo que pasa.

<<No entiendo su pleito>>

—¿Estás listo para ver como la hago mía? Vas a admirar cada parte de su cuerpo siendo tocado con mi cuerpo y mis manos, veras como la beso y penetro. Escucharas sus gemidos —dice él plantando un beso rudo en mis labios.

—Estoy lista amado mío —digo dándole la espalda al reo y besando de nuevo al hombre que me mantiene abrazada con sus manos rodeando mi cintura y mojada de la parte de abajo.

Él empieza a besar mi cuello, sus manos tocan mis glúteos, tanto es nuestro deseo que los aprieta y me restriega en su miembro erecto haciendo presente más humedad de mi sexo, sus besos se tornan más bruscos y deja marcas por todo mi cuello, baja a mis pechos, los mira y examina como si tuvieran algo extraño.

-GÉMINIS-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora