te aseguro que ninguna pesadilla tendrá comparación al dolor que te causaré.

25 7 6
                                    

-Capitulo cuatro-

—Quizás es el escudo de algún país en el que está —sugirió Nathaly, pero negué con la cabeza.

—Los conozco todos, y ninguno es así —respondí, comiendo un sándwich.

—Quizás solo debas esperar un poco más, a ver si ponen otra cosa.

—O quizás solo es un fiasco la página —rodé los ojos.

—¿Ya notaron que el fénix tiene un trébol en las patas?, específicamente lo tiene en las garras y lo está aplastando —Emily comentó, con la computadora frente a ella, llamando nuestra atención.

—Tal vez sea un mensaje, de que ya saben del tráfico, de las normas, de todo lo que pasa aquí —sugirió Fernanda.

—¿Tráfico? —alterqué, Fer miró a Emma y suspiro.

—Emma y yo hemos estado estudiando, porque hay chicas que dejan de ir al colegio, que desaparecen.

—Creíamos que era porque se casaban, su padre no las dejaba salir más o cualquier otra cosa normal en nuestro pueblo... las mataban a golpes, o cualquier otra cosa —siguió Emma, y mordió su labio, estaba nerviosa—, pero no solo dejan el colegio, es más como que dejan el pueblo y el continente. Le pedí a Andrew que jackeara el sistema de registro de entradas y salidas de Trébol —sacudió su cabeza como si no se pudiera creer lo que decía—, mensualmente quince chicas salen de aquí, por órdenes de la mansión Frederick. Buscamos nombres, fotos, y Andrew se acordó de haber visto a una de ellas.

—¿Dónde? —Emily apremió su silencio.

—Estaba haciendo un trabajo, para su clase electiva de derecho y...La vio en una página pornográfica infantil —respondió, haciendo que mi corazón se detuviera.

—Chicas aquí la seguridad, las normas, todo es un asco, pero en otras partes castigan lo que pasa en nuestro infierno. Quizás ya se dieron cuenta, harán justicia —Nathaly se encogió de hombros.

—¿Pero quién estará a cargo, de todo ese tráfico de niñas? —cuestioné.

—¿Te preocupa que te hayas involucrado con un tipo malo? —preguntó Emily, y sus piré.

—Lo besé —confesé y enseguida alaridos de emoción invadieron mi cocina.

***

*26 de Abril de 1995*

-2 horas antes del rescate-

—Sí, si usaste esa fórmula todo te debería salir bien —me dijo Nathaly, calmando mis nervios.

Estábamos saliendo de un examen de física, nuestra última clase del día. Nos paramos fuera del instituto, esperando a las demás.

Sentí ojos sobre mí y cuando gire mi cabeza, Austin me observaba con el ceño fruncido. En sus ojos no danzaba la burla de las últimas veces que los había observado, pero entonces entendí como una estúpida, que solo había interactuado con el unas dos veces y media; no lo conocía. No sabía si siempre era burlón, o solo lo fue conmigo.

Aunque la intensidad de esas veces podría haber compensado cuatro semanas.

—Nada como un día de trabajo después de una mañana de exámenes —comentó Fer, con falso entusiasmo.

—No te quejes, Rubia, hoy en la noche tendrás una cita —le recordó Emily.

—Eso seguro que compensa verle la cara de cerdo al señor Williams —dije rodando los ojos y las demás rieron.

El rostro del karma [en proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora