Importante: Capítulo con contenido fuerte, algo explícito y un poquito sangriento... Gracias por leer♥.
-Capitulo 20-
Los hombres frente a mi, me observaban con desconfianza, evaluando la situación, intentando entender si éramos una amenaza real.
En mí interior reía, y negaba con la cabeza danzando por sus miradas de reproche, debatiendo qué usaría para asesinarlos.
¿Lo haría rápido? ¿Esperaría a que me suplicaran morir? Las opciones eran infinitas, y el odio que sentía por ellos sólo alimentaba mi creatividad. Después de todo, había pasado años, planeando cada cruzada de miradas con mis cenizas.
—En ésta ciudad no aceptamos sectas, turistas —Informó un hombre rubio, que desprendía morbosidad y odio.
—Freddy Angulo, —dije su nombre, sorprendiéndolo. Recordando a la perfección que Emily me había dicho cómo la hacía sentir su mirada lasciva, que casi es vendida a él—, no soy turista. Eres incluso más repulsivo de lo que Emily había dicho —comenté casualmente, ladeando la cabeza.
Conté cinco hombres en la habitación. Tres de ellos del consejo. Dos con cuentas pendientes conmigo.
—Somos muy amables con los turistas, pero el consejo no aceptará ésta clase de conducta. Irrumpir en propiedad privada es un asunto grave —Advirtió el reverendo Stevenson—. Cubrir sus rostros no los ayudará
—Ya he estado aquí antes, y tú hija me ha dado permiso de venir —Respondí, dirigiéndome a un hombre en específico quién tenía toda su atención puesta en mí, al igual que yo en él. Me acerqué unos pasos hacía ellos, observando como miedo se extendía poco a poco en el rostro del papá de Emma, el señor Walter.
—Yo no tengo hija.
—Ya no la tienes, y me pregunto dónde estará tú hijo —Cuestioné, viéndolo tensarse—. Vengo por él y por ti.
—¿Qué buscas con nosotros? —preguntó elevando su mentón, apretando sus puños.
Deslicé mi mirada de sus ojos a sus puños, juntando mis manos frente a mí.
—Vengo por los dos, cómo ya dije. Uno de ustedes se irá conmigo y el otro, supongo que algún día lo veré en el infierno.
—¿Estás insinuado un asesinato?
—Efectivamente Reverendo, los voy a asesinar. No a todos —murmuré hacía los desconocidos.
—¿Quién eres tú? —Cuestionó de nuevo, entre dientes—. Quítate la máscara.
—El Karma —murmuré antes de quitar mi máscara, y dejar que mi rostro causará estragos en ellos.
Ésta vez no llevaba ningún plástico en mi rostro que cambiará mi apariencia. Observaban a la Denisse que había renacido de las cenizas del infierno de su pueblo.
El miedo en sus ojos hacía que un cosquilleo acariciara mi estómago, haciéndome sonreír.
—El-el incendi-dio, de la casa de Chri-Christopher —habló en susurros uno de los hombres desconocidos—. Fue ella, fue la demonio.
—Me halagan, ¿acaso soy una leyenda urbana?
—Sólo una demonio —aclaró el Reverendo.
—No soy demonio, señor. Si lo fuera, ahora mismo un cuchillo estaría enterrado en su garganta… Oh, ahora que lo pienso, de hecho si haré eso.
»Olvídelo sí soy un demonio —Hice como si lo reconsiderara —,mmmm, no, creo que ángel caído suena más bonito, díganme así —Mi sonrisa los hizo darme miradas de horror.
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El rostro del karma [en proceso]
Random¿Alguna vez has pensado en lo afortunado que eres de poder elegir cosas sencillas? Sí, cosas como qué ropa usar, qué comer, qué estudiar, si tener pareja o no, a qué hora dormir, etc. Para toda mujer, en el retrógrado pueblo de Trébol, poder hacer u...