-Capitulo 1-
*14 de marzo del 2003*
Un goteo...
Mi estabilidad emocional lleva tres horas, dependiendo de un patrón irritante, de gotas cayendo por alguna asquerosa cañería.
-Preciosa.
Gota ciento veintitrés.
-Preciosa, ¿no vas a hablarme?
Gota veinticuatro, gota ciento veinticinco.
Escucho de nuevo a Kynthe llamarme "preciosa", y mi paciencia explota.
Le doy un golpe seco a la pared frente a mí, y volteo a ver a la mujer de piel morena, sentada en la cama junto a la mía, en mi nuevo "hogar", -Te dije que no me gusta que me llames así.
-Ju, -Murmura y se ríe a carcajadas, saliendo del breve shock que le cause, al finalmente hablar-. Me alegra saber que hablas, preciosa.
-Lo repetiré por última vez -sonrío, con ese toque amable que utilicé todos estos meses, y luego repito-: No me llames preciosa.
-Te queda bien ese apodo, eres preciosa... ¿Cómo es que una chica con tu cabello y uñas, terminó aquí?
-No es de tu incumbencia -espeto, y me vuelvo, para seguir observando la pequeña ventana frente a mí, bueno, si así se le puede llamar a un gran hueco, en medio de una pared con barrotes
-Llevas como seis horas de pie ahí, ¿por qué no te sientas, preciosa? -pregunta, pronunciando con un tonito de burla "preciosa"
Dejo de respirar, y me acerco a ella en un abrir y cerrar de ojos, haciendo una llave en su cuello, bloqueando el paso de aire a sus pulmones. La suelto brevemente, solo para ponerme sobre ella, colocar mis manos sobre su cuello y subir mi rodilla a su abdomen, presionando, mientras observo su rostro volverse morado, venas marcándose en su frente.
- ¿Cómo me llamaste?
-De... De ninguna fo-forma -dice con dificultad.
-No te metas conmigo, no sabes quién soy. No sabes qué hice. No sabes de lo que soy capaz. ¿Entiendes? -Mi tono amable, jamás me abandona, mientras pronuncio esa amenaza-. No me gusta que me llames preciosa, no lo vuelvas a hacer. Los buenos modales -digo presionando con más fuerza mi rodilla, escucho un jadeo doloroso saliendo de ella-, nunca se deben perder, ni aunque estés en la cárcel. ¿Tendrás mejores modales?
Mantengo la calma, nunca grito, ni dejo que mi rostro exprese algún tipo de emoción. Jamás volveré a perder los estribos.
-Lo... lo prometo -dice cómo puede mi nueva compañera de celda. La suelto, y automáticamente ella se acaricia el cuello, dando inhalaciones y exhalaciones profundas.
Me siento en mí... cama nueva, y subo mis pies a ésta, colocándome en posición de loto.
-Vaya chica, tienes agallas -admite con voz ronca.
-No me gusta que se metan conmigo.
-Yo no lo hacía -dice honestamente, y por un segundo me siento culpable.
-De acuerdo -Le doy otra sonrisa y ella me regala una mirada suspicaz.
- ¿Por qué estás aquí? -Pregunta, con algo de recelo.
-Hice cosas malas -Respondo con simpleza y ella bufa.
-Pues, acá no entras por cortar flores en un valle, y cazar mariposas -rio ligeramente, y ella se relaja visiblemente de hombros-. Ya te dije mi nombre, ¿me puedes decir el tuyo?
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El rostro del karma [en proceso]
De Todo¿Alguna vez has pensado en lo afortunado que eres de poder elegir cosas sencillas? Sí, cosas como qué ropa usar, qué comer, qué estudiar, si tener pareja o no, a qué hora dormir, etc. Para toda mujer, en el retrógrado pueblo de Trébol, poder hacer u...