9. De tal palo tal astilla

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Valentina se encontró en un callejón sin salida.

La propuesta de Juliana hizo que su corazón se acelerara. Quería ceder y seguir a la morena a donde quisiera llevarla. Pero al mismo tiempo, la voz de la incertidumbre habló en sus oídos, fuerte y claramente. Juliana ya le había mentido una vez, entonces, qué podía garantizarle que no volvería a hacerlo? Exactamente, ¡nada!

Sentimientos confusos, ideas contradictorias, y miles de preguntas en tu cabeza.

- Por favor, Val! Te juro que tengo las mejores intenciones. Sé que me equivoqué, me equivoqué feo contigo, pero dame otra oportunidad para mostrarle quien realmente soy. - Juliana casi rogó de rodillas, el arrepentimiento en sus palabras hizo que a Valentina se le humedecieran los ojos. Pero no es su culpa si está indecisa, tiene todo el derecho a cuestionar cuáles son las verdaderas intenciones de Juliana.

- Déjame hablar primero con mi hermana - Valentina no tenía ni idea de cómo actuar correctamente. Sentía que estaba frente a un camino con dos lados para elegir: el lado A, seguir la voz de la razón y olvidar para siempre a esta mujer; o, lado B, sigue tu corazón y dale otra oportunidad.

– Yo… yo necesito comer algo. . .

Valentina dejó la frase incompleta colgando en el aire. Juliana notó su inseguridad, pero también había una pequeña esperanza de que le diera una segunda oportunidad.

- Mi turno ha terminado, solo necesito cambiarme de ropa y hablar muy rápido con mi padre. Podemos ir a almorzar juntas, tú y yo. Tampoco tuve tiempo para comer aún. Un poco de comida caliente nos vendrá bien no? - sugirió la médica con voz temblorosa, pronunciando cinco palabras por segundo. Valentina asintió en silencio y, aún en silencio, salió de la oficina.

No hace falta decir que a Juliana no le resultaría fácil recuperar la confianza de Valentina. Pero ella podría intentarlo. Después de todo, un no ya lo tenemos todos!

Juliana saca ropa limpia de su armario, guarda toda su parafernalia médica, apaga su computadora y corre al baño para quitarse el uniforme azul de cirujana y ponerse un traje de ciudadana común. Se deshace la cola de caballo y deja que el agua fría le bañe la cara. Su apariencia cansada no es nada nuevo, pero por primera vez en años deseó que los círculos oscuros debajo de sus ojos no estuvieran allí. Pero, ¿qué esperar después de un turno de 22 horas, con una cirugía de diez horas en el medio, más todo el caos esa mañana, más el cansancio diario? Solo Wonder Woman podría pasar por este mini-maratón y permanecer impecablemente hermosa. Y quizás, ni mismo ella.

Valentina regresó a la sala de espera para reunirse con su familia. Estaba tan devastada por las malas noticias sobre su padre que ni siquiera pensó en cómo Eva y Guille lo estaban manejando. Por supuesto, tan pronto como los vio, vio la desolación y el sufrimiento en sus ojos. Lucía, no muy diferente de sus hermanos, también tenía tristeza y agonía en todo su rostro pálido.

- Eva, podemos hablar un minuto, por favor? - Valentina llama a su hermana para una conversación privada. Definitivamente no estaba dispuesta a prolongar la tortura de tener que compartir un momento de puro martirio sentándose en una pequeña sala de espera durante horas, sin poder hacer nada en absoluto para cambiar la situación actual de su padre.

- Dónde estabas? Necesitamos tu opinión sobre algo! - Eva tira de ella de la muñeca, dando pasos apresurados hacia un rincón alejado de los demás y donde pudieran hablar en privado. - El doctor Pinocho nos dijo que papá se despertará pronto. Tenemos que decidir sobre la cirugía. Sabemos que el testarudo León Carvajal hará que la situación sea mucho más difícil de lo necesario. . . Si se asusta y se niega a operar, tendremos que intervenir. Guille y yo no nos ponemos de acuerdo en qué hacer: dice que papá es el que debe decidir, ya creo que nuestro papá debe hacer el procedimiento quirúrgico. Como tenemos empate, la tercera hija decidirá.

Like Father, Like Daughter (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora