Like Father, Like Daughter (Español)

7. ¡Cupido pide su renuncia!

La característica más memorable de Guillermo Carvajal es su perseverancia. Lo que puede considerarse algo maravillosamente positivo, tanto como abominablemente fastidioso.

Positivo, especialmente cuando se trata de asuntos relacionados con el amor. A pesar de todos los matrimonios fallidos, el aún cree que algún día se casará con la mujer adecuada. Así que no fue ninguna sorpresa para Valentina verlo salir por la puerta de llegadas del aeropuerto tomado de la mano de una mujer. Mayela Dergal.

Al parecer, la conoció en Qatar. Quince días juntos y ya la considera la candidata perfecta para ser su cuarta esposa. Guille no evalúa sus experiencias pasadas como catástrofes, sino que dice que los matrimonios fallidos fueron simplemente mala suerte. Valentina y Eva tienen una opinión diferente, por supuesto. Tu hermano "desafortunado" no está exento de culpa, aunque le gusta pensar que sí. Y está listo para volver a intentarlo, con esta hermosa pero llamativa mujer que ya presenta como su futura esposa. . . Necesitas decir más? Y, por supuesto, la parte "llamativa" es solo la primera impresión que Valentina tuvo sobre su más nueva cuñada.

De hecho, las dos no tuvieron mucho tiempo para hablar porque Guille seguía hablando de la estúpida cena de compromiso de su padre desde el primer segundo que subieron al auto de Valentina para salir del aeropuerto.

Y ahí es exactamente donde reside la parte abominablemente fastidiosa de su personalidad persistente. El chantajista utilizó todo su repertorio para convencer a Valentina. A diferencia de Eva, que se rindió en el primer intento, Guille estaba dispuesto a irritar a su hermana tanto como fuera necesario para que ella se rindiera.

León y Guillermo siempre han tenido una relación duradera, fiel y cariñosa. El viejo dicho "De tal palo, tal astilla" es perfecto para ellos. Tienen mucho en común, todo lo contrario que Valentina y su padre.

Aparte de los ojos azules, Valentina cree que ya no ha heredado nada más de León. Todo lo que es, se debe a su madre y a Eva.

Tras la muerte de su madre, su hermana mayor asumió el papel de educadora. Val se convirtió en su hija, a quien siempre cuidó con mucho cariño. Y a medida que pasaban los años y Valentina crecía, se daba cuenta de la enorme brecha emocional entre León y ella. Las pocas cosas que tienen en común son el ADN, los ojos, y el apellido. Por supuesto, que, Valentina no es un robot sin sentimientos. No puede decir que ama a León tanto como a su madre, Eva y Guille, pero hay respeto. Al menos ella se esfuerza por intentarlo. Y no, no confundas respeto con estima o admiración; eso sería exigir demasiado. La relación entre Valentina y su padre no va más allá de los límites de una relación meramente civilizada.

Específicamente por esta deficiencia emocional que se instaló entre ella y León hace años, Valentina ha estado implementando una estrategia para garantizar un cierto nivel de estabilidad emocional. Es un plan de acción de autodefensa, muy efectivo y parcialmente gratuito: autoaislamiento. Efectivo porque reduce el número de problemas a tratar, o al menos de los que preocuparse, y parcialmente gratis porque esta estrategia no requiere dinero para ejecutarla. Sin embargo, hay un precio que no es material pero que puede resultar mucho más caro. El daño colateral del autoaislamiento es la soledad. Y por mucho que se diga a sí misma que está bien y que eso no afecta su vida de ninguna manera, Valentina sabe muy bien que la melancolía de no tener a alguien que le haga compañía o que la haga sentir verdadera e incondicionalmente apoyada, a veces es autodestructivo.

Esto es lo único que Valentina envidia de la perseverancia de su hermano: la obstinación en creer que el amor, un día, prevalecerá sobre otras cosas.

Después de tres días de intensa presión psicológica y una feroz disputa sobre quién es el más terco entre ellos, Valentina finalmente accedió a ir a la cena de su padre. ¿Fue un error? ¡Sí, uno de los grandes! Pero ya no podría soportar a Guillermo dándole lecciones de moral cada minuto del día.