Epílogo - El final, donde comenzamos

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- Señorita, por favor ponga su mano en mi hombro. La llevaré a su mesa.

Ya había escuchado eso antes. . . y mierda, ¡qué raro es escucharlo por segunda vez! O peor aún, qué locura es repetir esa experiencia.

El anfitrión la guía al interior del restaurante totalmente sin iluminación.

Valentina simplemente no podía creer cuando recibió el mensaje de texto que indicaba al local de su reserva, Juliana solo podía estar loca. Nunca pensó en ir a otra "cita a ciegas en la oscuridad", nunca más en su vida.

Pero, ahí está ella.

- Llegamos a su mesa, señorita. - Valentina escucha al anfitrión tirando de la silla y luego siente su mano en su hombro guiándola para encontrar su asiento.

- ¿Quiere tomar algo mientras espera su compañía, señorita? - su voz. . . el anfitrión es el mismo que la última vez.

- Un vaso de agua por ahora, por favor. - le tiembla la voz. ¿Por qué diablos estoy tan nerviosa? Valentina se pregunta.

No es como si nunca hubiera visto a su cita antes, o como si ya no han hecho algunas otras cositas más. . .

Esta vez no es como la última, cuando no tenía ni una puta idea de con quién estaría saliendo.

Han pasado tres meses desde aquella noche, la noche en que Valentina redescubrió el amor. Okay, algunos pueden pensar que talvez sea demasiado pronto para saberlo, pero el corazón de Valentina ya lo sabe. Esa es una nueva oportunidad.

De hecho, han sucedido muchas cosas en los últimos noventa días. Casi todo cambió.

Su padre casi muere en una mesa de operaciones. Se hizo amiga [mejor amiga] de Lucia. Su hermana y Pinocho están saliendo, oficialmente. Guille le propuso matrimonio a Mayela, que será su matrimonio número cuatro - y con suerte el último. Se convirtió en socia del arquitecto más exitoso del país. León y ella finalmente hablaron, ella le pidió perdón a su padre y él casi tiene otro paro cardíaco de tanta felicidad. Y bueno. . . ella se enamoró. Miserable, imprudente, irracional e indudablemente se enamoró.

Su vida ha dado un vuelco, pero no podría desear que todo sucediera de otra manera.

- Llegamos a su mesa, señorita.

- Muy amable. Gracias! - Valentina escucha el tono dulce respondiendo al anfitrión, la voz que ha estado presente en su nueva rutina casi todos los días.

Si antes lo único que oía era silencio, ahora Valentina ha estado escuchando sinfonías. El latido de su corazón baila al ritmo del amor, y nadie más en el mundo es capaz de hacerla sentir así.

- Disculpe milady, ¿la he hecho esperar mucho?

Las mariposas le hacen cosquillas en su estómago al instante.

- ¡Oh, vaya! ¿Quién eres tú, de la realeza? ¿Eres mi príncipe azul? - Valentina se burla de la forma extra formal en que la otra mujer se dirigió a ella.

Aunque en la oscuridad, Juliana pudo sentir la sonrisa gigante curvándose en los labios que tanto ansiaba por besar nuevamente.

- Si quieres, puedo ser tu príncipe azul. Puedo ser quien tú quieras que sea, siempre y cuando al final del día tú me digas que soy la única en tu vida.

- Wow! Too intense para una primera cita, ¿no crees doctora?

- La verdá, esta es nuestra segunda cita oficial. Ya estoy bajo tu hechizo, princesa. No puedo ocultarlo - Juliana escucha a Valentina reír nerviosamente. En ese momento se arrepiente de su idea de otra cita a ciegas en la oscuridad, porque realmente quería ver la cara sonrojada de Valentina en ese momento.

Like Father, Like Daughter (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora