10. Quédate conmigo

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El silencio durante todo el camino hasta el hospital fue atronador. En cada uno de sus corazones, una batalla de emociones. Dentro de sus mentes, una guerra de palabras no dichas.

Aflicción, preocupación, ansiedad.

Juliana aparca el coche. Valentina tenía una mirada vaga, sus pensamientos distantes. La doctora esperó uno o dos minutos, respetando su momento de introspección. Juliana toma una respiración profunda, y luego, la mano de Val. Los ojos azules finalmente la miran.

- Sé que no soy la mejor hija del mundo, ¡pero no quiero que muera! - declara, su tono débil y la desesperación en sus palabras hicieron que Juliana se inclinara y la abrazara.

- Tu padre es un hombre fuerte, ¡estará bien! - Juliana le susurra al oído, calmada lo más humanamente posible. Sus habilidades médicas la ayudaron a mantener una apariencia tranquila, aunque, de hecho, también tiene miedo de lo que pueda pasar.

- ¿Prometes que él estará bien, Juls? - Valentina masculla las palabras, haciendo un puchero como una niña herida. Juliana tragó fuerte.

No hay nada en la escuela de medicina que pueda entrenar a una persona para lidiar con la incertidumbre. Aprenden cómo dosificar un medicamento, cómo reparar un hueso roto, cómo detectar un órgano enfermo y ayudarlo a sanar. Sin embargo, nadie puede estar preparado para afrontar un futuro incierto. Aunque estudian mucho, durante años y años, superar la adversidad no es tan sencillo. Tratar con probabilidades no es su especialidad. Lo único que pueden garantizar es que harán todo lo posible. Y Juliana sabe que Mateo hará todo lo posible para salvar al Dr. León Carvajal. Eso es lo único de lo que está absolutamente segura.

- Es mi culpa - susurra Valentina más para sí misma que para la otra mujer frente a ella.

- ¡No absolutamente no! Valentina, esto no es culpa tuya. - Garantiza Juliana, masajeando el cuello de Valentina con sus pulgares. - Presión arterial alta, infecciones, malos hábitos alimenticios causan un aneurisma, y no usted. Esto no es tu culpa.

- Realmente no creo que pueda perdonarme a mí misma si le pasa lo peor. . . Quiero decir, ya perdí a mi madre, no quiero perder a nadie más.

Juliana asintió para expresar su solidaridad. No quería que Valentina se sintiera más culpable o más preocupada, pero necesitaba ser honesta para ayudar a León, más ahora que nunca.

- Val, León necesita cirugía. No será un procedimiento fácil, no mentiré. Pero para los pacientes que se someten a una cirugía de emergencia, la tasa de supervivencia es del 37% en comparación con la tasa de supervivencia del 85% en los pacientes que se someten a una reparación quirúrgica electiva.

- Sabes que no entiendo nada de ese lenguaje de médicos. Traduzca eso, porfa doctora Valdés! - Valentina sonríe y Juliana se derrite por completo.

- Cierto, mmm. . . significa que cuando la cirugía se realiza bajo presión, el riesgo de muerte es mucho mayor que cuando la cirugía se realiza por elección. León tiene la opción de realizar una corrección quirúrgica ahora o vivir con el aneurisma durante unos años. . . hasta que el aneurisma se rompa naturalmente.

- Significa que, si no se opera ahora, puede vivir unos años más hasta que la cosa explote dentro de su pecho y luego tenga que ser operado de emergencia y con mayor probabilidad de muerte.

- Precisamente - Juliana se muerde el labio inferior y asiente.

- Entonces tienes que hacer la cirugía. - Afirma Valentina, sabiendo ya que sus hermanos y Lucia tendrían que convencer a su padre para el procedimiento quirúrgico. - Guille puede convencerlo, después de todo es el hijo predilecto. O tú puedes hablar con él, estoy segura de que te escuchará. - Ella trata de sonreír, pero su rostro se contrae en una mueca.

Like Father, Like Daughter (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora