1. Cita a ciegas

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Esta es, de lejos, la trampa más loca en la que se ha metido Juliana en toda su vida.

Y aunque sus veintiséis años están llenos de situaciones vergonzosas y extrañas, esta es la más loca. De hecho, esto es ridículo. Está bien, no ha tenido una cita desde esa fiesta en la piscina en su segundo año en la universidad, hace casi cinco años. ¿Pero cita a ciegas? Neta?

También es cierto que su vida social no es una de las mejores, es decir, si tiene vida social. Si consideramos conversaciones aleatorias con las enfermeras entre descansos o almuerzos en el restaurante del hospital. . .

Quizás, para la mayoría de las personas, dedicarse por completo a su trabajo puede ser considerado algo malo. Pasar más tiempo en quirófano que en casa, para Juliana, ciertamente no es un problema. En verdad, es una solución. Cuanto más tiempo pase en el hospital y lejos de la confusión familiar de los Valdés, mejor.

En su trabajo se siente en paz, en casa.

No es que no ame a sus padres, lo hace. Pero de una manera un tanto peculiar. El amor es complicado, peculiar, difícil de controlar y de comprender. Y Juliana no tiene tiempo para cosas que no puede entender. Ella debe tener el control, o al menos le gusta pensar que es la dueña de su propio destino.

- Mi ami y yo ya estamos en camino. También estoy deseando finalmente conocerte, mi diosa del paraíso. - Mateo habla por teléfono, Juliana pone los ojos en blanco.

Persuasivo y molesto, la convenció de que lo acompañara en una cita a ciegas doble. Mateo tiene la costumbre de salir con mujeres con las que da match en el Tinder. Dentro de un radio de 200 km, ya debe haber dormido con más de la mitad de la ciudad. Obviamente, nunca usa el mismo perfil. Esta noche, él es Adam. Y está más emocionado que de costumbre, porque el dio match a una chica que se llama Eva. Ironía de los Dioses del Sexo o no, Mateo cree que esta será la noche en la que será expulsado del paraíso, listo para caer en pecado con la mujer que solo ha visto algunas fotos.

- ¿Cuánto tiempo hasta el restaurante, amigo? - le pregunta al conductor de Uber. El chico, mascando chicle como un jodido camello, responde que "en diez minutos, jefe". Juliana intenta no irritarse aún más por su repugnante ruido de masticación, cosa esa que es casi imposible. Intenta concentrarse en la música de fondo, mirando por la ventana para evitar contacto visual.

- ¿Podrías, solo por unas horas, intentar actuar como un ser humano normal? - La súplica de Mateo es respondida con un encogimiento de hombros.

- ¿Como un ser humano normal, también conocido como un tipo que miente a mujeres desesperadas que se registran en una aplicación para tener sexo ocasional con personas que ni siquiera conocen? - Ella enarcó una ceja y sonrió falsamente - Sí, puedo intentarlo por ti hoy.

- Eres insoportablemente ética, ¿sabes? Es solo sexo, Jules. Un orgasmo de vez en cuando es necesario. Eleva el espíritu y hace que las gruñonas como tu sean un poco menos gruñonas.

Mateo se ríe, al igual que el conductor. Juliana mira al joven por el espejo retrovisor, el chicle casi se le cae por la comisura de la boca. ¡Eww, asqueroso!

Después de algunos otros minutos tortuosos, el conductor se detuvo. Juliana saltó lo más rápido que pudo. Un minuto más dentro de ese auto y ella lo haría tragar ese jodido chicle.

Juliana observa el lugar mientras espera que Mateo pague por el viaje: el bistró tiene paredes negras, vidrios oscuros y una tenue luz roja en la entrada. ¡Excéntrico!

- Reserva a nombre de Mateo Luna. Oh no. Adam, Adam Luna.

Juliana se ríe. Mateo es un gran idiota. Pero es su idiota. Todos necesitan tener al menos uno en su vida.

Like Father, Like Daughter (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora