Capítulo 10.

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Mü se puso en posición defensiva mientras veía a Shaka sentarse en el suelo para después adaptar la posición de loto. El pelilila se sentía medio desnudo: el no llevar armadura durante un combate no era precisamente de las cosas que más le gustaban; a su compañero, por el contrario, no parecía importarle: hasta podría decirse que parecía más cómodo sin ella. Normalmente, Mü no se encontraría en aquel estado, pero algo le inquietaba; tal vez el enfrentarse contra Shaka y no contra cualquier otro, o tal vez la posibilidad de perder por hundirse a los marinos ojos del rubio. De cualquier manera, debía mantenerse firme y no bajar la guardia ante nada; daba igual lo que Shaka hiciera o le dijera: a partir de aquel momento, y hasta que el entrenamiento acabara, ya no eran compañeros de armas, sino enemigos.

Por otro lado, se sentía en el deber de demostrarle a Shion que su comportamiento seguía siendo ejemplar, y que el incidente de hacía un día había sido algo meramente puntual.

Shaka, totalmente sumido en su propia energía, juntó sus manos; concentrando su cosmos en un punto medio entre ambas: invocando la Rendición demoníaca (Tenma Kōfuku).

- ¡Ōm! - El rubio dirigió el ataque hacia Mü, haciendo resonar su voz por todo el coliseo.

- ¡Muro de cristal! - El ariano levantó una defensa entre ambos caballeros, impidiendo así que le diera el golpe de lleno, mas no se libró del impacto entre su muro y el ataque de su adversario. Mü fue empujado hacia atrás dada la fuerza de choque, pero se recompuso enseguida, dispuesto a atacar.

- ¡Extinción del polvo estelar!

El pelilila se dio cuenta de que su ataque no hacía efectos contra Shaka, puesto que esta había invocado el Khan (barrera psíquica invisible, campo de energía protectora): al rubio le gustaba jugar asegurándose la victoria; mas Mü no se desanimó. Trajo desde muy lejos grandes rocas con su telequinesis e hizo que comenzaran a girar alrededor suya y de su compañero, que parecía desconcertado ante tal acto. A decir verdad, eso era lo que Mü quería, si conseguía que Shaka bajara la guardia podría asestarle varios golpes; los suficientes como para vencer aquella pequeña batalla: no se podía permitir el perder desarmado ante su maestro.

Sin darse cuenta y sumido en sus pensamientos, los nervios del pelilila se vieron reflejados en su telequinesis, haciendo que las rocas giraran a tal velocidad que apenas se podía ver el exterior. Todos sus compañeros quedaron sorprendidos ante tal técnica y dejaron de pelear para observar mejor el combate.

Shaka abrió los ojos, alarmado: Algo andaba mal. Buscó a Mü con la mirada; percibió un movimiento por el rabillo del ojo, y pronto distinguió el violáceo cabello del ariano. Se giró bruscamente, justo a tiempo para esquivar una delicada pero letal mano que arremetía contra él. Trató de centrar su atención en el dueño de aquella mano, pero escuchó un par de ruidos sobre su cabeza. Paseó su mirada con cierto nerviosismo por la cúpula flotante de rocas giratorias que se cernía sobre su cabeza, detectando que era inestablemente peligrosa. Tan pronto como ese pensamiento cruzó su mente, un par de pedruscos se separaron del resto para ir a caer en el lugar exacto donde Shaka permanecía sentado, obligándolo a levantarse repentinamente. Una vez de pie, vió una luz procedente de su derecha. Giró la cabeza para ver llegar un orbe de energía dirigido hacia su pecho. Trató de apartarse de la trayectoria del proyectil dando un par de pasos hacia atrás, con una mueca de desconcierto en su rostro; pero, como por arte de magia, varias piedras se movieron hasta colocarse justo bajo los pies del caballero de Virgo, haciendo que este tropezara. "Me estoy volviendo loco" pensó Shaka poniéndose de pie "¿Desde cuándo cometo caídas tan tontas? ¿Desde cuando me caigo siquiera? Mü debe de estar realmente interesado en vencer. Si no me concentro, no conseguiré rozarle ni un pelo... "

El rubio cerró los ojos, concentrándose en localizar la fuente de aquel cosmos tan intenso, pero entonces desapareció. Parecía que se hubiera esfumado en el aire, como si nunca hubiese estado allí. Reapareció seis segundos más tarde, a sus espaldas.

No le dio tiempo a reaccionar.

Todo fue demasiado rápido.

Shaka sintió que unas manos lo sujetaban firmemente por los brazos, por lo que abrió los ojos de nuevo, sorprendido. Sintió unos dedos helados abriéndose paso por entre su pelo hasta llegar a la nuca, donde se detuvieron a rozarla, haciéndole sentir una dolorosa descarga de cosmos por todo su cuerpo que le hizo retorcerse y gritar del dolor.

Fuera, el resto de compañeros -incluido Shion- escucharon el grito agonizante del caballero de Virgo y se asustaron, dado que les era imposible ver nada a través de la barrera flotante de rocas giratorias. Fue entonces cuando empezaron a temer realmente que alguien saliera malherido de aquel entrenamiento, dada la falta de protección.

Shaka cayó pesadamente al suelo, jadeante, prácticamente arrodillado ante Mü. Trató de incorporarse, pero su cuerpo estaba adormecido y no le hacía caso. Mü se arrodilló frente a Shaka, agarró su barbilla y le obligó a mirarle a los ojos. El rubio se estremeció ante el frío tacto de su piel y las tinieblas en su mirada. El pelilila, por su parte, se tambaleó un poco.

- Gané. - Le dijo a su contrincante, mas al contrario no le dio tiempo de responder porque,  pocos segundos después, Mü yacía en el suelo, inconsciente. 

Shaka permaneció en silencio. Acercó el cuerpo de su compañero hacia él, aturdido. No entendía nada, ¿qué acababa de pasar? Se suponía que el ariano había ganando el combate, ¿no?

Unas exclamaciones cortaron el hilo de sus pensamientos. Apartó la mirada del rostro de Mü y la fijó más allá de la barrera, la cual ahora no eran más que rocas suspendidas en el aire. Pudo ver como Shion había alzado las manos y había frenado el movimiento de los pedruscos.

Por otro lado, a mirada del resto de santos pasaba de las rocas a Shaka, asombrados. Él trató de levantarse, pero su cuerpo aún estaba enturmecido y definitivamente demasiado débil para moverse aún. Ante el amago del rubio, algunos de sus compañeros parecieron reaccionar y se trataron de acercarse para socorrerlo. Sin embargo, varias rocas les cortaron el camino. Trataron de esquivarlas, e incluso volarlass por los aires, pero seguían apareciendo más y más para evitar que se acercasen a Virgo y Aries.

Mientras tanto, este primero observaba la escena sin comprender nada: Mü y Shion eran los únicos con semejante poder telequinésico, pero Mü estaba inconsciente y Shion estaba ocupado tratando de abrir un camino seguro por entre las rocas. Shaka se aferró con mayor fuerza al cuerpo del pelilila ¿Acaso esto era obra de su instinto?

Las circunstancias eran extrañas, él estaba indefenso y su contrincante había perdido el conocimiento. La angustia invadió su cuerpo; era de las primeras veces que experimentaba aquel sentimiento y, casualmente, en la mayoría de casos, el causante había sido el pelilila que sostenía entre sus brazos con tanta delicadeza.

Entonces se preguntó: ¿Qué tenía aquel lemuriano que tanto le atraía y le aterraba a partes iguales?

DIFERENTEֆ {Saint Seiya} (Mü x Shaka) (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora