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Comenzó a cortar las verduras con suma concentración y cuidado, tratando de no volver a cortarse y siendo vigilado por la maldición que también lo estaba ayudando a cocinar. Casi nunca lo hacía, pero con la situación actual pensó que sería correcto aprender aunque sea lo básico.

De pronto, escuchó algunos ruidos y como alguien entraba a su departamento. Yuu ni siquiera volteó, pero con solo escuchar su voz ya sabía quien era.

—Te dije que nos veíamos mañana—habló con lentitud el pelirrojo, todavía concentrado en su tarea y entrecerrando los ojos cuando casi se lastima.

—¡Me ignoraste por una semana! ¡No podía aguantar más!—se quejó dramáticamente Satoru mientras miraba al mayor y entraba a la cocina.

Fukushima solo hizo un ruido de desaprobación, pero siguió poniendo toda su atención en el cuchillo. Su piel se erizó cuando sintió como el peliblanco tocaba su cintura por abajo de su remera y ponía su su cabeza sobre su hombro, mirando lo que estaba haciendo.

—No sabía que usabas mi remera—dijo felizmente Gojo, volviéndolo a tomar por su cintura con fuerza y obligando a que se gire para poder verlo mejor. Aunque dejo de tocarlo cuando notó la molesta mirada de la pelirroja en él.—No te enojes, no lo voy a lastimar—le aclaró a la mujer mientras sonreía, que igualmente no pareció gustarle ya que siguió observándolo con disgusto.

—¿Estuviste llorando?—preguntó un poco preocupado Satoru, viendo los ojos rojos e hinchados del hombre.

—Sí, por algo te dije que nos veíamos mañana—contestó con neutralidad Yuu mientras caminaba por la cocina y sacaba tres platos. Al parecer en el corto tiempo donde el ojiazul lo había desconcentrado la maldición se había encargado de la comida.—Aunque te pida que te vayas supongo que no lo harás, puedes quedarte a cenar—habló en un tono bajo, yendo a la mesa y acomodando los platos.

—¿Por qué estás triste?

—No creo que te importe.

—¡Claro que me importa!—replicó el profesor a la vez que ayudaba al pelirrojo a poner la mesa.—¿Estas con alguien más?—preguntó con curiosidad cuando notó el vaso y plato de más, obviamente la maldición no iba a comer.

—Oh, sobre eso...—trató de explicar Fukushima con un poco de nervios.

Antes de que pudiera terminar de hablar, escuchó unos pasos apresurados y sintió como lo abrazaban con fuerza. Bajó la mirada con cansansio y apoyó su mano en su cabellera rubia, dando algunas palmaditas para que se calmara.

𝐖𝐎𝐑𝐊𝐀𝐇𝐎𝐋𝐈𝐂 ━ SATORU GOJO X MALE OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora