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-¿Podrías soltarme por favor?-dijo un poco incómodo el chico que básicamente estaba siento apretujado por el peliblanco.
-Perdón perdón-dijo todavía feliz soltandolo y poniendo sus manos en sus bolsillos caminando un poco más rápido.
El alto siguió hablando animadamente de cualquier cosa mientras el pelirrojo caminaba detrás de él arrastrando los pies, pretendiendo que escuchaba todo lo que le decía y pensando en lo que podía pasar.
-Si tan solo hubiera salido unos minutos antes-se lamentó el chico ya aturdido por la irritable, según él, voz del contrario. Suspiró y antes de poder decir algo fue tomado nuevamente por los hombros y obligado a caminar a la par del desconocido.
-¡Vayamos ahí! escuché que sus pasteles eran buenos-señaló a una cafetería bastante tranquila el peliblanco y comenzó a caminar hasta entrar. Eligió la mesa más alejada y espero a que el oficinista se sentara con él. Cuando se sentó, tomó el menú que ya estaba en la mesa y lo leyó detenidamente.
-Mmm~ todavía no estoy seguro que elegir ¿Me recomiendas algo en específico?-preguntó el de ojos vendados al contrario, que se notaba bastante incómodo y estaba un poco urgido.
-No como cosas dulces...-le contestó con simpleza el pelirrojo agobiado por su voz.
-Esta bien, después de todo tú pagas-le contesto sonriendo para posteriormente llamar a la mesera.
Ella se acercó con amabilidad sacando su típica libreta y birome, esperando para anotar los pedidos. El alto le sonrió y comenzó a pedir lo que quería, con un tono emocionado y de manera tranquila, hasta haciendo preguntas a la chica sobre que otras cosas podía pedir.
-Lo voy a matar, no puedo creer lo que está haciendo-pensó Yuu. Fácilmente había pedido más de diez cosas, obviamente todas dulces. Desde galletitas, pasteles y un licuado, solo escuchar toda esa cantidad de azúcar le daban náuseas.-No puedo hacer nada, si él es como el chico de ayer puede matarme en cualquier momento, tengo que evitar enojarlo-volvió a pensar con nerviosismo.
-¿Y tú que quieres?
-Solo un café por favor-contestó un poco desconcertado, estaba demasiado concentrado en sus propios pensamientos. Escuchó como el peliblanco le decía que era un aburrido y solo bufó con molestia, no podía creer lo sin vergüenza que era ese hombre.
La camarera se fue y se quedaron en silencio. El desconocido solo sacó su celular y se balanceó en su silla mientras silbaba alguna canción que desconocía. Pasaron unos pocos minutos y la chica volvió con su café y un licuado de frutilla que había pedido el peliblanco y volvió a retirarse diciendo que en breve traería lo demás.
-Mi nombre el Satoru Gojo, es un placer conocerte-habló el peliblanco sentándose bien en su silla y guardando su celular. Yuu solo asintió con la cabeza observado como Satoru tomaba un sorbo de su licuado y tomó su taza para probar su café.
