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—Me duele todo el cuerpo, no me puedo mover—habló con pereza, tirado en el suelo mientras miraba el cielo despejado.
—Te doy solo un minuto de descanso—dijo estrictamente la adolescente frente a él, que aprovechó el momento para ir a tomar un poco de agua.
Suspiró cerrando sus ojos, arrepentido por todo lo que había hecho, como las cosas habían pasado tan rápido y pensando en que gastaría sus miserables vacaciones en algo como esto.
—Eres mejor de lo que pensé, aunque igualmente sigues siendo malo—escuchó como le decía el peliblanco, que había ido hasta su lado y lo miraba con una sonrisa.
Yuu solo puso una mueca pero no se enojó, ni siquiera tenía fuerzas para hacerlo y lo que decía Satoru era verdad, sería estúpido darle la contraria o decirle algo.
—Estoy viejo para estas cosas—fue lo único que contestó el mayor, abriendo con lentitud sus ojos y observando como el profesor se había agachado a su lado.
—Solo dices que estas viejo cuando te conviene, Yuu-chan—exclamó mientras tocaba el esponjoso cabello del contrario, notando como el pelirrojo se tensaba por su toque.—Si seguimos así me vas a robar toda mi ropa—volvió a decir a la vez que miraba la vestimenta del hombre y hacía pucheros.
—No voy a dejar que le vuelva a pasar algo a mi ropa, es cara—explicó el oficinista con obviedad, tratando de enderezarse al ver como la chica volvía a acercarse.
—Vete y deja de molestarnos, lo vas a desconcentrar—le replicó la joven a Gojo, que solo comenzó a quejarse por las duras palabras de su alumna mientras se alejaba indignado.
—No puedo creer que estoy dejando que una adolescente me golpeé—pensó Yuu, creyendo que se estaba volviendo más loco por cada decisión que tomaba.
—Ya pasaron casi tres minutos—habló con dureza Maki, esperando a que el adulto se parara para poder seguir entrenando.
El pelirrojo se río con molestia mientras se paraba con lentitud. Sentía sus piernas entumecidas y un gran dolor en su muñeca y hombro, ni siquiera sabía cómo podía aguantar tanto.
Miró el bokken en sus manos con recelo, bufando y preparándose por lo que iba a pasar. Realmente no sabía como había aceptado algo así.
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—Perdón por golpearte—se disculpó el hombre dando una reverencia.
—La próxima no se contenga, tuviste varias oportunidades y no lo hiciste—contestó el adolescente restándole importancia.
Yuu dio un suspiro de alivio, si lo pensaba no tendría sentido que ella se enojara con él, pero dentro de su moral no estaba bien golpear a alguien que tenía casi la mitad de su edad. Hasta la única vez que la había golpeado fue casi por instinto, a pesar de que él no estuviera en el mejor estado.
