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—¿Recuerdas la vez donde la maldición se escapó se ti? Bueno, ella estaba asustada de tu maldición, no de ti—comenzó a explicar el peliblanco.—La diferencia con todos tus demás encuentros con las maldiciones es que nunca te habías asustado. Basicamente te está protegiendo—concluyó de decir.
Yuu puso una mano en su barbilla, pensando. Por una parte parecía tener sentido, pero seguía teniendo muchas dudas.
—¿Eso justifica el reaccionar de las maldiciones?
—No completamente, pero es lo más sensato—contestó con una sonrisa mientras esperaba otra pregunta.
El pelirrojo no volvió a decir nada y siguio pensando. Satoru, un poco aburrido pero también quedándose en silencio, sacó su celular hasta que el chico volviera a hablar.
—Esto me recuerda mucho a uno de mis alumnos—habló de repente Gojo mientras sonreía.—¿No tienes ni idea de quien pudo haber sido? Tal vez un familiar o un amigo...
Al escuchar las últimas palabras del más alto Yuu se sorprendió un poco. Parecía como si se le hubiera ocurrido algo, pero luego de unos segundos su ceño se frunció arrepentido por lo que había pensado.
—Tú dijiste que me protegía—empezó a hablar lentamente, mirando como Satoru asentía a sus palabras y sonreía.—Pero yo casi muero dos veces, en ningún momento hizo algo para evitarlo—dijo un poco incómodo mientras hacía una pequeña mueca.
El peliblanco dejó de sonreir y acomodó sus lentes. Todavía callado y esperando que siguiera hablando.
—Por un momento creí saber quien había sido—explicó Fukushima.—Pero además, si tú dices que es la razón de porque las maldiciones reaccionan de esa forma, significa que desde pequeño estoy maldito—terminó de decir aún más confundido que antes.
—Tienes razón—dijo quejoso el peliblanco.—Cada vez tenemos que hacer más cosas ¿tienes que ir si o si a ese viaje?—preguntó, aunque la respuesta fuera obvia, un poco desanimado.
Yuu observó en silencio el miserable puchero de Satoru, realmente no tenía muchas ganas de pelear y estaba consiente de que él también se estaba esforzando y gastaba su tiempo en este tipo de cosas.
—¿Hay alguna razón por la que no quieres que vaya? Más allá de la maldición y eso, si estuve años de esta forma puedo estar dos semanas más.
—Al parecer existe cierto grupo de personas a las que no les caigo muy bien—dijo sonriendo mientras acomodaba su pelo.—Es posible me esten investigado hace tiempo, y por eso también es probable que te conozcan a ti—comentó a la vez que se acercaba nuevamente al pelirrojo y ponía su mano en su hombro.
