Escuchaba voces a lo lejos, ¿Estaré soñando? Tenía un dolor agudo en mi vientre, sentía mucho frío y mi ropa estaba mojada, supongo que ha llovido. Estaba hecha un ovilla, o por lo menos así me sentía.
Escuché pasos, pasos lentos, luego una voz.
¿Estará viva? —Cuestionó una mujer con tono afligido.
-No lo sé.
-Creo que deberíamos llamar al señor.
- Tienes razón, lo llamaré.
Traté de abrir los ojos pero estos me pesaban, en lo poco que pude visualizar noté a una señora de avanzada edad, tratando de cubrirme de la lluvia con su paraguas, me miraba con lástima y asombro.
-¿Dónde estoy? -cuestiono pero mi voz era muy baja.
-No hables niña, ya viene la ayuda.
Cerré mis ojos nuevamente, ¿Dónde estoy? ¿Y qué demonios me pasó? Mi cuerpo no reaccionaba del todo bien, me sentía mareada, débil y con mucho sueño. Todo me dolía y por si fuera poco, estaba desnuda.
Después de un momento sentí como unos brazos me alzaban, sentí varios pasos y después de la calidez del interior. Subimos lo que supongo eran escaleras, mi cuerpo temblaba, creía que iba a morir.
Una acolchada superficie envolvió mi cuerpo, sentí el calor de una frazada y después no supe más.
Christian
Un día agotador como siempre, ser mi propio jefe y dueño de varias cadenas hoteleras no sonaba tan mal cuando lo pensé.
Vivo a las afueras de la ciudad, Carmela y su esposo Antonio viven conmigo. Llegamos aquí cuando apenas tenía veinte años, mi prometida Vanesa y yo pasamos los mejores tres años de nuestras vidas hasta que ella fue secuestrada, en ese tiempo mi fortuna no era nada, no pude pagar su rescate, la golpearon hasta matarla y una mañana de marzo dejaron a Vanesa en la puerta de nuestra casa, sin vida.
Y tres años después, aún sigo pensando en ella, jamás imaginé que mis 26 años estaría solo, lamentándome mi perdida.
-Señor, la cena esta lista.
-Gracias Carmela.
-Señor recuerda que le había comentado sobre mi hija?
-Si.
-Quería saber si seguía en pie mi permiso.
-Por supuesto que sí, nos vemos el lunes.
Carmela y Antonio salieron de casa, me dispongo a cenar, aunque no sentía mucho apetito, a veces quería encontrar a Vanesa en otras mujeres, pero era inútil, no hay ni ni mujer que me haga olvidarle.
Me llevé un bocado de comida a la boca, eso era como la gloria, mi madre solía cocinar así de rico, ¿cómo era posible que la gente tan buena se fuera de este mundo? Empezaba a creer que no merecía tener cerca a la gente buena. Seguramente algún día moriré solo.
-¡Señor! -Grita desesperado Antonio.
-¿Qué pasa? –-Cuestioné confundido.
-Hay una muchacha allá afuera.-Dice apenas.
-¿Y qué quiere?
-No es eso, esta golpeada y no sé sí esta viva.
¿Había escuchado bien? Me levanté de la mesa a toda prisa, tomé mi abrigo y salí junto con Antonio, llovía demasiado, a lo lejos estaba Carmela parada junto con quien supongo era la chica. Llegamos hasta ella y pude verla, desnuda, con restos de sangre en su cuerpo y bastantes golpes. El corazón se me encogió.
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Eva
Science FictionMi nombre es Evangeline Lowell, o Eva, como la mayoría suele decirme. Nací en una noche fría de un 5 de noviembre. Mi madre murió cuando tuve la edad de dos años, y lo sé por que escuché decir a mucha gente, desde entonces vivo con mi tía Helena, un...