Capítulo 0

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Rose caminaba de un lado a otro enfrente de su portal mientras se mordisqueaba la uña del pulgar. Cada vez que se daba la vuelta encendía la pantalla de su móvil, sólo para comprobar que la hora apenas había cambiado desde la última vez.

—Rose, ¿qué ocurre?

—¡Lily!

La chica se dio la vuelta con un brinco y contempló a la joven que había aparecido de la nada. Su cabello era oscuro como el ébano y cientos de pecas cubrían su rostro igual que estrellas en el firmamento. Llevaba una capa sobre los hombros y Rose apreció también sus pantalones y botas de caza, cubiertos de barro; acababa de finalizar su última misión y no se había cambiado para encontrarse con ella cuanto antes. En cualquier otra ocasión, Rose habría apreciado el esfuerzo y se lo habría agradecido, pero en ese momento tenía algo mucho más importante en mente.

—Empezaba a pensar que no vendrías... —comenzó.

Frunció los labios por la angustia, incapaz de continuar. Lily le sujetó una mano en un ademán confortador y le acarició un hombro.

—¿Qué ha pasado? ¿Por qué me has llamado?

—Un gólem ha atacado la escuela.

La cazadora se echó hacia atrás por la sorpresa, con los ojos abiertos de espanto.

—¡¿Qué?!

Rose sorbió por la nariz y su expresión ganó seriedad. Se recolocó un mechón de rizos rebeldes, que relucieron como el oro bajo la luz de las farolas.

—Nina nos ha salvado. Por eso te he llamado. Ha acabado muy herida y me preocupa. —Su mirada se empañó por las lágrimas. Su labio inferior tembló—. Necesito saber si está bien. ¿Puedes comprobarlo? Por favor...

Lily vaciló y arrugó el entrecejo con dubitación. Rose se llevó una mano al pecho y estrujó parte de su abrigo. Contempló a su amiga con una expresión suplicante. Ella era su única opción. No podía soportar la incertidumbre.

—Por favor...

La morena se pasó una mano por la cara con frustración, pero terminó por suspirar con aire de derrota.

—De acuerdo, pero puede tomarme un tiempo. Espérame, ¿vale?

Rose asintió con fervor mientras una ola de alivio la recorría de pies a cabeza. Se frotó los ojos con la manga de su abrigo para contener sus lágrimas.

—Gracias.

Lily negó en respuesta y, tras dedicarle una mirada de reojo, desapareció.

Sentada en el escalón de su portal, jugando con el vuelo más externo de su falda, Rose esperó durante horas.

—Estará bien.

Al escuchar la voz de su amiga alzó la cabeza con esperanza.

—¿En serio?

La cazadora asintió y la rubia se levantó con un brinco para acto seguido estrujarla en un abrazo.

—¡Gracias, gracias, gracias!

Lily se separó de ella con delicadeza y le dedicó una mirada grave, que enfrió su entusiasmo.

Rose arqueó una ceja y ladeó la cabeza.

—¿Qué ocurre?

—Rose... ¿de verdad quieres hacerte amiga de Nina?

La chica ahogó una exclamación y se cruzó de brazos. No ocultó el enfado en su rostro.

—¡¡¡Pues claro!!! —Supo que había alzado demasiado la voz e inspiró hondo para calmarse. Relajó su expresión, pero mantuvo una mirada crítica hacia Lily—. ¿Por qué lo dices? Sabes que Nina no es mala persona...

Lily negó.

—No lo digo por eso... Yo...

Hizo una mueca sin saber cómo continuar. Rose captó la preocupación en sus ojos oscuros así que esperó a que le diera una explicación. Sin embargo, lo que Lily dijo a continuación sólo aumentó su irritación.

—¿Eres consciente de dónde te estás metiendo? —La rubia arrugó el entrecejo y abrió la boca para replicar, pero la cazadora se lo impidió—. Nina no es una persona cualquiera, mantener una relación con ella tendrá consecuencias.

—¿Y contigo o Érik no? ¡Vosotros también estáis en el Gremio! ¡Conozco el peligro de relacionarme con cazadores!

—¡No me refiero a eso!

Sacudió la cabeza y chasqueó la lengua frustrada consigo misma. Le pidió clama a Rose con un ademán de su mano, cogió aire y lo intentó de nuevo.

—Nina... no es como Érik o yo. Ella ha sufrido mucho dentro del Gremio. Ha pasado por situaciones en las que no me gustaría verme nunca... Quiero que seas consciente de eso, Rose. Si quieres ser su amiga tendrás que estar segura al cien por cien.

La chica sintió que el vello se le erizaba ante la fuerza de la mirada de Lily, pero la sostuvo sin titubear.

—No será una relación que puedas descuidar. Tendrás que estar ahí cuando lo necesite... Y creéme, lo hará.

Rose inspiró hondo y recibió aquellas palabras con entereza. Cerró los ojos un instante y luego clavó una mirada decidida en su amiga. Resopló.

—Hablas como si no me conocieras. Jamás abandonaría a mis amigos.

La expresión de Lily se iluminó con alivio y le dedicó una sonrisa de lado. Alzó una ceja con picardía.

—Ella aún no es tu amiga. Lo sabes, ¿no?

Rose se rió llena de confianza y sus ojos brillaron con convicción.

—Eso cambiará, ya verás.


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El Legado Salazar II - Esfuerzo y confianzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora