—¿Y bien? ¿Qué tal? —le preguntó Lana con una ceja alzada y una mueca de expectación contenida.
Su nieta se removió en la silla. Ladeó la cabeza con el ceño fruncido en falsa molestia.
—¿Me vas a hacer decirlo?
—¡Pues claro!
—Lloré y nos abrazamos. ¿Contenta?
La anciana sacudió la cabeza mientras se reía. Tras darle un sorbo al té que había preparado para ambas, continuó:
—Cuando esos dos se presentaron de la nada, en medio de una crisis mundial, supimos que eran amigos a conservar. Teníamos que aprovechar la oportunidad y conseguir que fuera algo significativo.
Nina hizo girar su propia taza con los pulgares, con toda su atención puesta en el estampado de azucenas. El rubor en sus mejillas apenas se apreciaba.
—Lo ha sido. Gracias.
Le dedicó una débil sonrisa a su abuela y la señora le correspondió con un asentimiento. Extendió el brazo y le dio un apretón cariñoso en la muñeca.
—Me alegro. —Alzó una ceja con un toque de picardía—. Los invitarás algún día a casa, ¿verdad? Me gustaría poder charlar más con ellos. Oh, y a tus policías también, que vengan a comer cuando tengáis tiempo libre, ¿te parece?
—Ya veremos, abuela.
—Eso dices ahora, pero lo seguiré intentando. —Le guiñó un ojo.
Nina resopló en un intento de aguantarse una carcajada, pero sus labios se curvaron en un amago de sonrisa.
Una vez el momento quedó atrás, el rostro de Lana se tornó serio.
—Bien. Intuyo que hablar sobre tu sorpresa no es la única razón por la que has venido, ¿qué ha ocurrido?
La cazadora clavó la mirada en su té, incapaz de mirar a su abuela a los ojos. Rodeó su taza con ambas manos y la apretó en un intento de calentar sus dedos. La señora arrugó el ceño, pero esperó.
Tras largos segundos la chica cogió aire y alzó la cabeza con una expresión decidida.
—He tenido una nueva visión. Sobre el momento en que encontraste al tío Ángel durante la catástrofe. El momento en que murió.
Lana se vació en un suspiro, que acentuó los años de más en su rostro.
—¿Qué has visto exactamente?
Se lo relató con todo detalle, exceptuando el frío y la oscuridad que la habían hecho despertar. Cuando terminó, Lana cerró los ojos y frunció los labios. Su nieta esperó con paciencia, pero tras largos segundos de silencio, decidió intervenir.
—Sé lo que dijiste, pero es imposible que el tío Ángel causara una masacre por voluntad propia. Tú misma lo viste, estaba destrozado.
La expresión de la anciana se tornó grave y cuando abrió los ojos un brillo lúgubre los empañaba. Suspiró.
—Él fue quien abrió la barrera, Nina, eso es seguro. El por qué lo hizo no lo sé.
—¿Y si ocurrió algo más? ¿Algo que desconocemos?
Su abuela alzó el índice con autoridad.
—No sigas por ahí. Jamás sabremos qué pasó en realidad y especular es inútil.
—No lo es —replicó Nina tras fruncir el ceño—. Podría pasar de nuevo, abuela.
—¿Has tenido nuevas visiones sobre ello?
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El Legado Salazar II - Esfuerzo y confianza
FantasyOcho años atrás Nina Salazar perdió su libertad a cambio de ayudar a un desconocido, y así emprendió su camino como cazadora mitológica. Con su esencia despertada y amigos con los que contar, por fin tiene un motivo para seguir adelante, proteger...