Cuando volvió en sí se llevó una mano a la cara con un quejido. Tardó unos segundos en procesar todo lo que había ocurrido, momento en que se incorporó de golpe. Todo comenzó a girar y le entraron arcadas.
Durante un instante sus sentidos entraron en alerta, pero si seguía en la orilla del río significaba que estaba a salvo.
Sintió una caricia en la pierna y abrió los ojos para contemplar a Blue, sus escamas, de un color tan intenso como el cielo sobre sus cabezas.
Extendió su mano libre para devolverle el gesto y se fijó en la entrada a la cueva. Los efectos del terremoto habían desaparecido tras disolverse el campo de contención. Inspiró hondo y sintió cómo su pecho se resentía al expandirse. Dos piedras menos, quedaban dos.
Tras pensar esto el miedo la invadió. ¿Cuánto tiempo llevaba inconsciente? Buscó con desesperación su móvil, protegido en el bolsillo interior de su chaqueta y suspiró con alivio al ver la pantalla. Menos de tres horas.
Suficiente para recuperar casi toda su energía mágica, aunque no podía decir lo mismo de su mente o su cuerpo. Primero curó sus heridas. Luego, se llevó una mano al pelo y se estremeció con disgusto por el tacto arenoso.
Se quitó la mochila, las botas y la chaqueta, y no dudó en zambullirse en el agua helada del río. Calmó las agujas que aún corrían por sus venas y mitigó su dolor de cabeza. Durante unos minutos se permitió disfrutar de la calma del lugar, del rumor de la corriente y el canto de los pájaros, pero luego el peso de su misión regresó a sus hombros y salió del agua. Le quedaban algo más de seis horas para reunir el resto de las Shkany, no tenía tiempo que desperdiciar.
Su siguiente destino fueron las cataratas del Niágara. Aunque no había nadie alrededor, no quería arriesgarse a que alguien la descubriera, así que creó un campo de contención. Luego, se colocó frente a la cortina de agua, sobre la laguna, para crear el cristal.
El mismo proceso que las veces anteriores se repitió. Una vez finalizado, guardó la piedra en su contenedor. Quiso teletransportarse, pero por más que lo intentó fue incapaz, así que esperó con todo el cuerpo en tensión.
Durante unos minutos no hubo más movimiento que el de la cascada y llegó a pensar que el ente no se presentaría. Se equivocó.
La sujeción mágica que la había mantenido sobre el agua desapareció de forma inesperada y, mientras se hundía, algo invisible le oprimió el pecho con la fuerza de una pitón. Se debatió para liberarse. Llamó a su poder, pero no respondió.
Cuando el aire desapareció de sus pulmones y su vista comenzó a nublarse, Blue la sacó del agua de un tirón para luego arrastrarla hasta la orilla.
Entre toses vio cómo la superficie se deformaba con la silueta del ente de la zona.
Nina analizó su alrededor. Aún no había aparecido ninguna barrera. Concentró energía en su mano, movió los dedos y el vaporoso frío del hechizo de hielo se deslizó por ellos. Parecía que el bloqueo de su magia había pasado.
—Si huyes destruiré las ciudades cercanas. No quieres eso, ¿verdad?
La cazadora negó con cautela y se colocó en una posición defensiva. Tragó saliva y su estómago se revolvió. No quería repetir lo ocurrido con los colosos de piedra, pero no dudaba de que cumpliría su palabra. De nuevo, sólo podía pelear.
—Aunque lo intentes, ningún mortal me vencería.
—No importa.
El ente se llevó una mano a la cabeza como si quisiera sujetarse la barbilla.
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El Legado Salazar II - Esfuerzo y confianza
FantasyOcho años atrás Nina Salazar perdió su libertad a cambio de ayudar a un desconocido, y así emprendió su camino como cazadora mitológica. Con su esencia despertada y amigos con los que contar, por fin tiene un motivo para seguir adelante, proteger...