Capítulo 4 - Parte 2

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La luz del sol les deslumbró y comprobaron que estaban en medio de un campo nevado. Era un terreno abierto interrumpido de vez en cuando por algún arbusto. Muy a lo lejos se apreciaban la silueta de una cordillera y una línea a ras de suelo que debía de ser un bosque.

—¿Dónde estamos? —preguntó Jason mientras Rose se dedicaba a admirar todo lo que les rodeaba.

—Canadá.

Blue apareció al lado de Nina con el tamaño de un perro.

—Ahora hay que estar en silencio, ¿de acuerdo?

La pareja asintió. Se quedaron muy quietos y contuvieron el aliento.

Nina se agachó a la altura de la dragona y la escucharon susurrar.

—Debería andar por aquí, ¿puedes localizarlo?

Su esencia asintió y la cazadora sonrió.

—Bien, hagámoslo salir.

Las escamas de Blue cambiaron de color, fundiéndose con la nieve. Se adentró en el manto blanco mientras rastreaba algo. Apenas podían distinguirse sus movimientos.

Rose y Jason la perdieron de vista en cuanto se alejó unos metros. Nina permaneció agachada, al acecho.

Les pareció que había pasado una eternidad cuando escucharon un rugido de Blue. Le siguió el chillido agudo de algún animal.

Apreciaron movimiento y distinguieron a la dragona, que era perseguida por algo. Corrieron de un lado a otro en un frenético juego de pilla-pilla.

En cuanto pasaron por su lado, Nina se abalanzó hacia la misteriosa criatura. Rodó por la nieve mientras gritaba algo en un idioma que Rose y Jason desconocían.

Tras dar un par de vueltas se quedó tendida bocarriba, con los brazos abiertos. Sobre ella quedó un animal similar a un zorro del desierto, pero con el pelaje espeso de uno polar, su cola con la esponjosidad del algodón.

Mientras acababa con Nina a base de lametazos, la pareja se acercó un poco. El interior de sus orejas y su abdomen tenían una tonalidad algo más rosada que el resto. Daba la sensación de ser un peluche que había cobrado vida. Rose resistió con todas sus fuerzas la tentación de acariciarlo.

La cazadora le dedicó una mirada traviesa al animal y dijo una palabra en aquel extraño idioma. Entonces, el zorro se apartó de ella de un salto. Quedó suspendido en medio del aire como si hubiera un soporte invisible y caminó por él con elegancia, mientras agitaba la cola en círculos. De sus patas nacían copos de nieve, que centelleaban hasta fundirse con el suelo.

Blue echó a volar y la persecución se reanudó en el aire.

Nina se levantó, se limpió la cara con la manga y se sacudió la nieve.

Los tres humanos quedaron embelesados con el juego de los dos animales durante varios minutos.

—¿Qué es? —preguntó Rose tras un tiempo.

—No lo sé. —Ambos la contemplaron con perplejidad y ella continuó—: No aparece en ningún bestiario. Creo que es una criatura que nunca ha sido registrada. La encontré hace unos años cuando buscaba un shruthan.

—¿Un qué?

—Algo parecido a un yeti. —Hizo muecas y gesticuló con los brazos para ilustrar lo que decía—. Grande, brazos fuertes, colmillos largos, muy mala leche y capacidad para crear carámbanos de la nada.

Rose y Jason asintieron entre risillas y Nina le devolvió su atención al zorro.

—Sólo responde al lenguaje celta y mi teoría es que vino de Europa. Desaparece una vez se funde la nieve, así que imagino que migra a otro sitio en primavera. —Se giró hacia los dos amigos—. Tengo una última sorpresa, ¿estáis listos?

El Legado Salazar II - Esfuerzo y confianzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora