Narra el Principe Heredero
El viento golpeaba las verdosas hojas de los arboles.
Los animales se escondían en lo más profundo del bosque.
Las aguas de los ríos eran controladas por los magos. Y en un palacio se estaba preparando una de las mayores celebraciones que se hacía cada cierto año.
- Pongan las mesas cedrales, las copas y las cervilletas-
- Si señor-
- Los manteles de "hilo veraniego"-
- Listo-
- Las cortinas de ceda-
- Listo-
- Las velas-
- Ya están en su lugar-
- Perfecto, todo ya está listo- el mayordomo del palacio tacho en su lista las cosas que faltaban, por suerte todo fue acabado en el momento-. Ahora cada uno vuelva a sus lugares. Ya saben lo que tienen que hacer-
- Sí señor-
● ● ●
El sol ya se había escondido, dejando a ver una hermosa luna, que brillaba en lo más alto del cielo.
Por la puerta principal iban entrando los nobles de alto rango.
- Conde y la condesa Merita- un hombre de cuarenta y tantos años entraba por esa puerta, en su costado se encontraba una mujer de treinta años, los dos estaban muy bien vestidos.
- La viuda Vizcondesa Perla- una mujer de unos sesenta años entraba por esa puerta de cedro.
- El Marques y la Marquesa Mácias-
- El joven maestro del ArchiDuque Gandul- un chico aparentemente de dieciseis años pasaba por la multitud. Su cabello era negro al iguál que sus ojos. No tenían vida.
Luego de las presentaciones se acercaban a dar sus saludos a la familia real.El Principe Heredero miraba a las personas desde arriba. Estaba aburrido.
- ¿Que pása carino?- habló la Reina.
- Nada madre-
- Estás nervioso, no es así? Conoceras a tu prometida muy pronto- habló emocionada.
- ¿Y a mi qué?- estaba desinteresado.
- Oh vamos, tienes suerte, la joven de la casa Rochester es muy linda. La futura "Flor de Maristen"-
- La futura "Flor de Maristen" se encuentra en coma- habló una impotente voz.
El Principe sólo escuchaba la conversación de sus padres, es cómo si estubieran peleando por ver quién es mejor. El no podía meterse, además no había conocido a ninguna de las señoritas del ducado Rochester. Sólo recordaba a una niña de cabello rubio, pero ni siquiera la cara le vío.
- El Duque Rochester, junto a la joven señorita del ducado- en la puerta se encontraba una impotente figura masculina, esté tenía un traje blanco; recalcando así su cabello rubio.
Igúal al que recordaba.
Y cuándo pensó que vería a esa niña de cabello rubio, se equivoco. Ellá tenía el pelo oscuro y los mismos ojos que su padre, su vestido era rosa y joyas colgaban de su fino cuello.
- ¿Ella es?- preguntó el principe.
- ¿No es hermosa?-
- Pero-
- Por el incidente de hace dos años hubo un cambio-
- No me dijiste nada-
- ¿De que hubiera servido?- el principe se callo.
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¡Seré la VILLANA!...otra vez
FantasyEsto comenzó cuándo ella apareció... Y me quitó TODO. Mi padre. Mi prometido. Mis amigos. Mi fama. Mi titulo. Hasta incluso mi vida. Pero no, esto no quedara así Clarissa, esta vez seré yo la que te arrebate todo lo que tengas...