¡Seré la VILLANA!...otra vez

Capitulo 6

Cuando ya estaba lista con mi vestido azúl zafiro, como mis ojos, el pelo en una colita al costado hecho un bucles y una tiara, ya que hoy sería el último día que me vista así para "impresionar" a padre y está venía con unos pendientes de diamantes a juego, bajé por las escaleras para llegar al comedor, donde me encontraría con la desgracía de mi futuro.

El mayordomo Max junto a una sirvienta abrieron las puertas para darme entrada en ese inmenso comedor.

- Buenas noches Padre- hice una reverencía y cuando me levanté salude a la otra persona que estaba en un costado a la derecha de la mesa.

- Buenas noches Clarissa- solté en seco, con mi cara neutral, y así avancé para sentarme en mi respectivo lugar.

De frente tenía a la primera en causar mi mayor desgracia.

'Preparaté Clarissa porqué te haré vivir el infierno en tierra'

Solo eso tenía en mente. Venganza.

Núnca perdonaré a las personas que me lastimaron, esas personas que jugaron conmigo, sabiendo que lo úncio que quería era un poco de amor. Pero estaba equivocada, nunca encontraría a esa persona, y yo tampoco la buscaría.

- Amelia, mañana a primera hora ven a mi despacho-

- ¿Porqué padre?- pregunté aunque ya sabía el motivo.

- Es un asunto importante y privado- dijo metiendose un pedaso de carne en la boca tranquilamente.

- No te preocupes padre, si somos familia- dije tratando de no hacer una mueca y sonreir falsamente-

En ese momento el Duque se etraganto por mis palabras. El más que nadie sabía que esta familia ya no existía.

Estaba rota.

Traté de reprimir la cara de asco que me dio al ver a Clarissa yendo al rescate de mi padre.

- Padre, estas bien?- preguntaba la niña de cabellos marrones con lagrimas en los ojos.

' Ni que se fuese a morir'.

Dios ya no aguantaba esta miarda, es demasiada falsa, por dios saquenme de aquí.

- ¿No es así padre?, ¿acaso no somos una familia? Las familias no guardamos secretos entre nosotros-
En ese momento el Duque pudo captar con sus ojos azul zafiro mis intenciones. Pero aún así me contestó.

- Es verdad, después de todo somos una familia, en está casa no guardamos secretos- me miró como si fuese su enemigo y cuando giro su cabeza para tranquilizar a la niña que ahora tenía en sus brazos la miró diferente. La miro con amor.

Traté de disimular el dolor que ese pequeño acto me causo.
Pero fue inevitable, hace menos de dos semanas yo tenía a mi padre, el me amaba, el me abrasaba, me besaba, era su único tesoro. Pero ahora había vuelto, volví al lugar que tanto quise olvidar, este lugar que aparecía en mis peores pesadillas, un lugar donde que lo que menos estaba era mi familia. Sino mi perdición.

Así me sentí, en una jodida carcel, donde mi opinión no importaba, donde era olvidada por la persona que más amaba. Pero no, ahora ya no soy esa estupida chica que tenía mierda en el cerebro, donde lo unico que le importaba era lo material y el amor de las personas.
Yo ya había cambiado desde mi primera reencarnación, donde aprendí a respetarme por lo que soy, donde me enseñaron lo que es el amor, cuando pedirlo y cuando no.

Seguía siendo la misma Amelia Rochester, sino que ahora llevaba una mascara, una mascara con la que ahora podía engañar a mis enemigos.

- Amelia- esa voz grave me saco de mi aturdimiento y alze la vista para contemplarlo, pero lo que no me di cuenta es que de ella salía una lagrima que estaba cargada de odio, tristeza, traición y amor.

- Mi joven señorita, esta bien? ¿Que sucede?- preguntó nana preocupada.

- ¿Hermana porque lloras?- esta vez fue Clarissa.

Cuando poso su mano en la mia la quite rápido, y traté por desimavez en la noche disimular mi cara de asco.

- Oh no es nada, solo me entró algo en el ojo. No te preocupes- solo me límite a decir la tipica mentira del ojo mientras las demás personas me miraban con duda.

- Me siento cansada, padre. Espero no le moleste que me retiré por esta noche- en ese momento nuestras miradas conectaron. Era como si te miraras en el espejo. Teniamos los mismos ojos azulados y el cabello rubio. Solo que mis facciones de la cara eran identicas a la de mamá.
Así nos quedamos durante varios segundos.

Clarissa noto como se miraban y se puso celosa. Corrió de vuelta hacía su padre y con inosencia dijo.

- Padre dejala ir, la hermana no se siente bien- y le hizo una especie de puchero como pidiendo porfavor.
Traté de no chasquear la lengua. Solo se quería hacer la hermana buena.

- Entonces mañana a primera hora ve a mi estudio-

- Como no padre?, Si no hay nada más me retiro por hoy- hice una reverencia y camine para salir de ahí.
Justo cuando iba a salir le hice seña a una mucama y en un leve susurro dije

- Llevame un plato de comida a mi cuarto-

- Como ordene señorita- hizo una reverencia y se retiro.

Cuando me retire del comedor me dispuse por caminar por el pasillo hasta llegar a las escaleras. Pero lo que llamo mi atención fueron los cuadros que estaban en la pared.

Me detube y miré uno por uno. Pero solo uno me llamo la atención.

- Empaca ese cuadro con cuidado y traelo a mi habitación-

- Sí, joven señorita-

Seguí caminando hasta subir las escaleras y dirigirme a mi cuarto.

Una vez dentró me cambiaron, peinaron y acostaron.

- Descanse bien joven señorita- dijeron las sirvientas al unisono. La única que no lo dijo fue nana.

- Ustedes pueden salir- dije refiriendome a las jovenes.
Hicieron una reverencia y saliron cerrando la puerta detrás de ellas.

- Nana-

- ¿Si mi niña?-

- ¿Me traes el cuadro?-

Solo me sonrió y fue en busca del cuadro. Se sentó al lado mio y me pasó lo que le pedí.

El marco del cuadro tenía incrustado diamantes de diferentes tamaños. Dentró de él habían pintado a una joven de cabello plateado apoyada en un arbol de hojas blancas. Ella tenía un camison blanco que se volaba por el viento al igual que su pelo ondulado. Sus manos tocaban su barriga y en su rostro se podía ver el amor que le tenía a esa pequeña cosita que crecía en ella.

Yo sabía quien era.

- Nana- dije y la mire. Mis lagrimas caían manchando así mi ropa.

- Ven aquí mi niña- me acosto junto a ella, dejando a un lado el cuadro.
Me acariciaba la cabeza y cantaba una canción ya conocida por mis oidos.

~Cuando estes triste llora a la Luna, miamor. Ella siempre se encontrara allí para tí~

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BUENO, HOLA GENTE, SOLO QUERÍA AVISAR QUE ESTARÉ SUBIENDO CÁPITULOS LOS MARTES Y LOS VIERNES. Y QUE PARA DEDICARME TOTALMENTE A ESTA NOVELA VOY A SUSPENDER LA OTRA☹... BUENO ESPERO DISFRUTEN EL CÁPITULO DE HOY Y TRATARÉ DE CUMPLIR MI PALABRA...♡
Atte: deje una imagen por ahí para que se den una idea de lo hermosa que era la mamá de Amelia.