X. "El renacer del alma".Dione
Me siento en el porche viendo como aquel vehículo oscuro se estaciona frente a la casa.
La puerta se abre y de este sale mi hermano mayor, me le quedo mirando, enarcando una ceja al desconocer el motivo de su visita. A Kian no le gusta venir a esta casa.
—¿A qué debo el honor de que su majestad visite este humilde hogar? —Hablo con sarcasmo cuando mi hermano queda a unos pasos de distancia.
Kian rueda los ojos. —Vine a hablar con el abuelo, no contigo. —Sentencia y me levanto como si quisiera impedir que lo hiciera. ¿Qué tal y le dice algo al abuelo que haga que se muera?
—¿Hablar de qué? —Interrogo y Kian simplemente me hace a un lado adentrándose en la casa de los abuelos. —¡No puedes entrar así! ¡Esta no es tu casa! —Regaño molesta.
—Tampoco es tu casa. —Se detiene mirándome serio. —Y que no se te olvide que le estás hablando al rey de Dinamarca, a tu rey.
Me trago el enojo, no podía discutir con él cuando se pone en plan "rey". Aunque sea mi hermano, sigue siendo el dueño de la corona. Coronas, porque el infeliz tiene dos reinos bajo su poder.
—¿Qué pasa... —Mi abuela aparece en el pasillo pero se queda callada cuando ve a Kian.
Tampoco era secreto para nadie que Kian es el nieto favorito de los abuelos.
Él siempre ha sido el favorito de todos; de papá, del tío Nolan y Sophia, el favorito de mis abuelos, y de toda persona que lo conoce.
Se ve que le pican las manos a mi abuela por abrazar a su nieto, pero este, frío e indiferente da un asentimiento saludándola. —¿Puedo hablar con el abuelo? —Pregunta directamente, no se molesta en preguntar si está bien, si necesitan algo o mínimo un saludo con más sentimiento.
—Pasa, está en la recámara, sólo trata de que no se altere mucho, ¿está bien? —Mi abuela le habla con dulzura y el cubo de hielo que tengo como hermano únicamente asiente yéndose a la alcoba de mis abuelos.
—Harold dice que Kian es el reflejo de su madre. —Mi abuela comenta viendo por donde se fue mi hermano. —Pero yo siento que en realidad es el reflejo de su padre.
»Lo único que Kian tiene de los Hallett es el color de sus ojos.
Kian
Abro la puerta encontrando a mi abuelo sentado en su cama, su espalda está recargada del cabecero y sus ojos enfocados en el televisor que muestra una competencia de ajedrez. Tiene una máscara de oxígeno puesta, pero esa máscara no logra ocultar la sonrisa que esboza cuando me ve entrar.
—Hola, abuelo. —Saludo cerrando la puerta con seguro, me acerco sonriéndole, jalando una silla en el proceso para sentarme a su lado. —¿Cómo estas?
Él se quita la máscara de oxígeno para responderme. —Estoy mejor ahora que te dignas en visitarme.
—He estado ocupado. —Me excuso, no quería hacerlo sentir mal.
—Me imagino. —Replica y siendo honesto no sé qué decirle, no tengo nada que hablar con él, así que expongo sin rodeos lo que requiero.
—Abuelo, no quiero ser el heredero de todos tus bienes. —Suelto sin complicaciones. —Pon como únicos herederos a mis hermanos, yo de esa fortuna no quiero ser parte.
Mi abuelo sonrió triste. —¿Tanto nos odias que incluso rechazas todo lo que hice por mi familia? Era la herencia de mi niña, pero al morir ella pasó a tus manos, ¿también quieres negarme eso?
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DUEL |K.M.| #5
General Fiction"Los duelos no terminan hasta que alguien muere. Hasta que alguien paga el precio de la maldad. Los duelos no terminan hasta que derrotado, cae al suelo el oponente. ¿Quién será el próximo en derramar su sangre?" Larga vida a los príncipes, a los re...