VIII

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VIII. Uno en Silencio.


Kian

La coronación no era algo que a mi me importara mucho.

Nunca había soñado con este día, nunca me había hecho ilusión, y a pesar de que siempre había querido ser rey, esta ceremonia no tenía valor absoluto para mi. Tan sólo era para complacer al resto del reino.

¿Realmente creían que Dios aprobaría a un rey que mata sin remordimiento?

Si Dios existe, probablemente se está riendo de la incredulidad de estas personas.

No soy consciente de muchas cosas, porque en realidad en este momento nada me interesa, tan sólo quiero que este absurdo teatro termine para largarme de aquí.

La gente está de pie, y mientras camino hacia el sacerdote mis ojos se cruzan con los ojos grises de la única diosa a la que yo veneraba; Eris.

No es prudente que la mire por tanto tiempo, así que de inmediato desvío la mirada, ahora más que antes quería que esto se terminara pronto.

El sacerdote hace su discurso, me entrega el orbe y el cetro, y yo digo mis votos como rey de Dinamarca.

Me coronan y me giro mirando a los presentes mientras a una sola voz todos proclaman;

"¡DIOS SALVE AL REY!"

Y al escuchar esas palabras, noto entre los presentes a mi hermana sentada en la parte trasera, a esta distancia no puedo ver bien sus expresiones, pero casi estoy seguro que está sonriéndome.

Eris

Me siento nerviosa, como si un nudo de inseguridades se formara en mi estómago y lentamente subiera a mi garganta.

Alrik y yo ya habíamos llegado al lugar de la celebración, sin embargo el celebrado aún no llegaba.

La gente convivía bebiendo, comiendo, bailando al ritmo de la música. Otros más, como nosotros, conversábamos con personas que conocíamos, o al menos eso era lo que Alrik hacía, yo seguía mirando la entrada, esperando a que el rey Kian la atravesara.

Obtuve la respuesta a mis deseos casi de inmediato, no obstante, sentí una sensación amarga al ver a Kian atravesar la entrada con Emma aferrada a su brazo.

El problema no era ella, el problema era yo por no poder superar al hombre al que ella se aferraba.

Detrás de ellos entró Landon sosteniendo la mano de Dione, Dion venía al lado de ellos, luciendo bastante serio.

Regresé mi atención a el rey que parecía buscar a alguien en específico en el mar de gente, finalmente sus ojos se volvieron a cruzar con los míos, y no tardó en comenzar a caminar hacia donde Alrik y yo nos encontrábamos.

Al detenerse frente a nosotros hicimos una reverencia, no pude pasar por alto lo atractivo que se veía en el traje de gala de Dinamarca, la corona le quedaba tan bien, todo él lucía irreal.

—Me alegra verlos aquí. —Kian dijo mirando únicamente a Alrik, Emma y yo nos mantuvimos calladas.

—A mi me alegra que nos hayas invitado. —Respondió a cambio mi prometido.

—Sabes que tú y tu prometida tienen un lugar especial en Dinamarca, la invitación a ustedes siempre será primordial. —El rey Kian esta vez si me miró, pero al igual que las ocasiones anteriores, tan sólo fue por un breve instante. —Espero que disfruten de la celebración, tengo que ir a saludar a otras personas, más tarde regresaré con ustedes. —Nos hizo saber y sin otra interrupción se marchó.

DUEL  |K.M.|   #5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora