VII

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VII. El Odio por la Realeza.



Kian

Emma sonríe y yo acaricio suavemente su mejilla con mi pulgar.

—Sabes que en cualquier momento puedes dejarlo todo, ¿verdad? No tienes que quedarte si no quieres. —Le recordé y ella asintió.

—Accedí a ayudarte, y eso es lo que haré. —Pausó juntando sus labios con los míos. —No me iré, Kian. —Prometió y yo acepté sus palabras.

—Pase lo que pase, siempre tendrás mi gratitud. —Le hice saber y Emma suspiró.

—En estos días parece que es lo único que obtendré de ti. —Su voz pareció debilitarse. —¿Hay otra mujer en tu vida?

Negué. —No, pero hay dos reinos que requieren de mi liderazgo.

Claro que no iba a mencionar a la diosa de ojos grises, porque si lo analizamos, ella no está en mi vida, está en mi mente, lo cual es más jodido y peligroso.

Igual no importaba. No tenía tiempo para ella, tampoco creía volver a tenerla, además, estaba por anunciar mi compromiso con Emma, después de eso tendría que atarme al futuro que tanto temía; un matrimonio vacío.

Se supone que tengo que pedirle matrimonio a la duquesa el día de mi coronación, y exactamente una semana después anunciarlo. Ese era el plan. Y ese día era hoy.

—¿Listo para tu coronación? —Preguntó acomodando una de las medallas en mi traje.

—Digamos que nací listo para ser coronado, después de todo, soy el primogénito del antiguo rey.

Emma volvió a besarme de manera rápida, ella portaba un vestido crema de manga larga, suelto y con bordado de flores rosas. Se veía muy linda, he de admitir.

—Naciste para ser rey. —Congenió, y al estar ambos listos, salimos de mi habitación.

La coronación se llevaría a cabo en la misma iglesia en la que mi padre había sido coronado, y la fiesta de celebración sería en la misma casona en la que había celebrado mi padre su coronación. Tomando en cuenta que pasados reyes lo habían hecho así, ya era considerada una tradición.

Llegué al salón principal del castillo, Dion y Landon se encontraban ya listos esperando por mi. Ambos iban con los trajes representativos del reino de Dinamarca e Inglaterra, también llevaban sus medallas.

Landon, de forma burlesca hizo una reverencia exagerada y Dion se rió. Al menos estaba de buen humor, teniendo en cuenta que su melliza en todos estos días no ha dejado la casa de los abuelos, y también había dejado claro que no asistiría a mi coronación.

—Será un honor acompañar a la mujer que atrapó al codiciado rey de Dinamarca. —Landon siguió con su burla hacia mí y después se acercó a Emma.

A la coronación yo tenía que llegar solo, por lo que Landon, Emma y Dion se irían juntos en otro auto.

Emma me sonríe una última vez antes de salir del castillo junto a mi mejor amigo, Dion se queda atrás, sin que me lo espere se acerca y me da un abrazo el cual no demoro en devolver.

—Estoy orgulloso de ti, hermano. —Dice y algo en mi se conmueve.

De todas las personas, Dion era a quien más amaba en este mundo, era mi hermanito, quien más me necesitaba, y a quien siempre trataré de proteger. Dion era todo para mi, y que él se sintiera orgulloso de mi me era de gran significado e importancia.

—Te amo, Dion. —Le dije apretándolo más.

—Y yo a ti, Kian.

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DUEL  |K.M.|   #5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora