CAPÍTULO SEIS

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Miércoles, 30 de septiembre de 2020

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Miércoles, 30 de septiembre de 2020.

(Siete días después).

Sentía que tenia un ventilador en la cara, ¿acaso había dejado la ventana abierta? Se levanto de golpe al caer en cuenta que él nunca abría la ventana por temor a los insectos, y si lo abría era por un rato; además de que su ventana daba directamente a la pared de una casa, por lo que el aire no entraba fácilmente.

—¿Ya te levantaste? —Escucho.

Rápidamente se frotó los ojos con cuidado de no lastimarse, porque después le picaría, y miro al lugar donde escucho que provino esa voz.

El corazón se le acelero, sus mejillas se convirtieron en manzanas por el color y su boca se abrió un poco. ¿Acaso estaba soñando?, era el primer sueño bonito que tenia desde hace tiempo.

Yoongi estaba cruzado de brazos, apollandose en el borde de la puerta, mirando muy atento la cara del omega que recién se levantaba, su lobo quería que se acercara mas para verle mejor, pero se negaba a avanzar más, sentía que en cualquier momento se tiraría encima del omega, a pesar de que ya se había tomado un supresor.

—Alfa... —hablo el omega, haciendo que Yoongi bufara.

—¿Por qué siempre que nos vemos me dices alfa? No. Soy. Tu. —Ni se te ocurra—. Agh... ¿Cómo te sientes? ¿Te duele algo? —pregunto, había ensayado con su lobo.

—Yo-yo... —Recordo todo los que paso, el dolor que sentía y la cara de preocupación de su hermano_. ¡Chanyeol! —grito sin pensarlo, haciendo que el alfa se estremeciera.

Estoy empezando a odiar un nombre. ¿Se puede hacer eso?

—Yo-yo-yo... casa... casa en mi hermano espera, perdón, yo... digo, mi hermano me espera en casa. —Podia sentir su cara arder de la vergüenza, y su pecho empezando a doler.

Alfa, duele. —Trato de comunicarse por el lazo de alma para que lo consolara.

El alfa suspiro, mientras su lobo le decía que algo andaba mal con su omega pero no sabía exactamente que era.

—Tu hermano sabe que estas acá, le puedes llamar luego. ¿No tienes hambre?

Ciertamente, Yoongi no quería sacar al omega de su cuarto por dos razones, la primera porque su olor estaba siendo muy atrayente, y la segunda porque lo mas probale era que la mayoría de su familia estuviera desayunando como los tardones que son, eso quería decir que le harían un montón de preguntas o lo molestarian; se había librado de las preguntas cuando trajo de repente al omega a casa, pero estaba seguro que no se libraría una segunda vez.

—Antes de bajar —Señalo la ropa que estaba al final de la cama— ponte eso, es una pijama... más cómoda. —Mentira.

Su omega tenia puesto un camisón que le quedaba mas abajo de las rodillas, lo que lo hacia ver malditamente tierno, y eso que solo lo había visto de cuerpo completo mientras lo tapaba; para su suerte, como el omega era demasiado chiquito, su madre le entrego una pijama que usaba él cuando era adolescente, que por cierto, ¿por qué seguía guardando eso?

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