Capítulo 3:

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HELENA POV:

- Espérame - gritó Sam a mi espalda mientras caminaba hacia la parada de bus.
Me detuve y la vi correr hacia mí con el pelo rubio rizado enmarañandose en el viento.
- Sam, no corras - contestó Dean unos pasos por detrás de ella.
Andaba de manera apresurada y tenía las mejillas algo rojas. Aquella escena me sacó una sonrisa. Esperé hasta que ambos llegaron a donde me encontraba y los tres caminamos en la misma dirección.
- ¿Pensabas volver a escabullirte? - me regañó mi amiga.
- Si así fuera no te habría esperado - contesté divertida.
- ¿Entonces? ¿Por qué dejaste el trabajo? - preguntó Dean.
- Ya os he dicho que no quiero hablar de ello.
Los recuerdos de aquella noche aún me hacían levantarme por las pesadillas cada noche.
- Pero estabas cerca de poder volver a la universidad. Eso es lo que tú querías. Ha tenido que pasar algo - insistió Sam.
- A mi me preocupa que hayas tardado casi un mes en contárnoslo.
- Pasó algo, sí. Fue desagradable y me recordó que es un trabajo poco seguro. No quiero decir más.
Tampoco sabía como explicarles la mayoría de los eventos sucedidos en aquellas horas.
- Espera, espera. No me digas que te han hecho algo. Si es así vamos ahora mismo a la policía - dijo Dean con el rostro crispado.
- No, no - me apresuré a tranquilizarle -. Fue a otra chica. La que me odiaba.
- ¿Aurora? - preguntó Sam.
- Sí.
- ¿La violaron? ¿O la pegaron..?
- No - contesté casi en un susurro.
- No creo que sea bueno que te guardes algo así para ti - añadió Sam cogiéndome la mano con dulzura.
- El señor Lightwood disparó a Aurora... - murmuré con lágrimas en los ojos.
No es que me llevara con ella pero era una persona al fin y al cabo, y nadie merece morir así. Además estaba segura que su mala actitud estaba debida a algo. No quería justificar que fuera tan cruel conmigo o con otras chicas, pero no podemos saber lo que ha vivido o esta viviendo la gente a nuestro alrededor. Sam se llevó las manos a los labios dejando escapar un grito casi inaudible. Dean me rodeó con su brazo y me acercó a ellos.
- ¿Seguro que estás bien? Tendrías que hablar de esto con alguien - dijo Dean.
- Yo estoy bien - mentí. También omití el detalle de que estuve a punto de morir. No quería preocuprles más.
- Cielo, tendrías que habernos llamado esa misma noche. Podríamos haber ido a buscarte o algo - dijo
Sam.
- No os preocupéis. Estoy buscando otro trabajo. Encontraré algo pronto seguro.
Un silencio abrumador nos envolvió hasta que llegó el bus. Una vez dentro, tardamos un poco en iniciar una nueva conversación y noté como trataban de hacerme olvidar aquello tan desagradable. No se tardaba mucho en llegar al cole de Percy, por lo que me despedí de ellos y esperé en la puerta del recinto como de costumbre. Unos segundos después de sonar el timbre, los niños salieron entre risas y gritos. Percy no tardó mucho en saludarme con entusiasmo desde la escalera y correr hacia mí.
- He sacado un 9 y medio en mates - me informó entusiasmado.
- Eso es genial. Vamos a celebrarlo con un helado - le invité.
Me contó como le había ido el día y las clases mientras caminábamos por la calle. Me estaba contando una de sus historias cuando llegamos al parque que había cerca de casa. Nos acercamos al vendedor ambulante de helados y pidió el de menta y chocolate. Me parecía un sabor algo adulto para un niño de 11 años pero era su favorito desde siempre. Un grito de auxilio llamó nuestra atención.
- Que alguien llame a una ambulancia - gritó un chico joven.
Cogí a Percy de la muñeca y le arrastré conmigo. Un hombre de unos 50 años se había desmayado en mitad del parque. Me arrodillé junto a él y le tomé el puslo. Nada. Comencé con la RCP mientras oía como terminaban de pedir una ambulancia por teléfono. Oí las sirenas cuando el hombre pareció despertar ligeramente. Cuando los sanitarios se acercaron a mí les dejé hacer su trabajo.
- No tenía pulso. Lo ha recuperado hace apenas unos segundos - informé.
- Tiene bradicardia. Esta entrando de nuevo en parada - informó uno de los sanitarios.
Le dieron un par de descargas allí mismo bajo la atenta mirada de todos los allí presentes. Pareció estabilizarse y lo subieron a la ambulancia. Notaba el pulso acelerado y tardé unos segundos en darme cuenta de que había ido allí con Percy. Busqué a mi alrededor y le vi enseguida a tan solo un metro esperándome. Corrí hacia él y le di un fuerte abrazo.
- Le has salvado - me dijo emocionado -. Esto se lo tengo que contar a mamá.
- Gracias a dios que eres un chico listo y no te separas de mí.
- Claro que no. Mamá me mataría.
Me senté en un banco aún algo aturdida por lo que había sucedido. Menos mal que había hecho varios cursos de salvamento y primeros auxilios. Esperé a que Percy se terminara el poco helado que le quedaba para volver. Fue entonces cuando me percaté de un hombre trajeado que parecía mirarme. Busqué a mi alrededor tratando de descubrir si no estaría mirando otra cosa y cuando devolví la vista ya no estaba. Me llevé a Percy de allí y durante todo el camino tuve la sensación de que alguien nos vigilaba.

HADES [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora