Capítulo 7:

0 0 0
                                    

Entré en casa y dejé caer las cosas al suelo.
- ¡Helena! - me llamó a gritos Sam.
Se abalanzó sobre mí y me dio un fuerte abrazo.
- No grites. Me va a explotar la cabeza.
- ¿Y esa ropa?
Aún llevaba el vestido que me habían entregado para la supuesta cena. Y además noté que aún seguía algo mojada y con un poco de sangre.
- Es una larga historia.
- Estaba preocupada. No apareces al trabajo y recibo horas más tarde un mensaje para recoger a Percy del cole.
Mi amiga siguió hablando y hablando pero estaba demasiado cansada y confusa para entender la mitad de lo que decía.
- Estaba en una entrevista de trabajo - mentí.
- ¿Y por qué no me has dicho eso?
- Perdona. Ha sido un día muy raro.
- ¿Y desde cuando sabías lo de este trabajo? ¿Por qué no me habías contado nada? ¿Cómo ha ido?
- Sam, sabes que te quiero pero ahora mismo estoy agotada.
Era demasiado enérgica para poder lidiar con ella ahora.
- Está bien. Percy ya está dormido.
- Muchísimas gracias y de verdad que siento mucho lo de hoy.
- Sin problema. Ya sabes que estoy para lo que necesites.
- Gracias... - repetí -. ¿Puedes quedarte a dormir? Te dejaré un pijama.
- Claro - contestó algo confusa -. ¿Seguro que estás bien?
- Sí, sí - mentí.
Sentía que en cualquier momento podría aparecer Hades o el señor Styles y arrastrarme de nuevo a aquel edificio. Ambas fuimos al cuarto y nos cambiamos antes de meternos en la cama.
- Un hombre me ha ofrecido un puesto de trabajo como asistente en El Inframundo. Tengo el trabajo - dije mientras terminaba de cepillarme los dientes.
- ¿Qué? ¿El Inframundo? ¿Cómo? ¿Asistente? ¿De qué? ¿O de quién? ¿Cuánto te pagan? ¿Seguirás en la cafetería? ¿No necesitas estudios para eso? - dijo con el cepillo aun en la boca y la pasta deslizandose por la comisura de sus labios.
- Sam... - la regañé.
Escupió y se enjuagó la boca.
- El trabajo es durante todo el día así que tendré que dejar la cafetería. Tampoco es un problema. Me van a pagar muy bien - comencé a contestar sus preguntas.
Había aprendido a entenderla aún cuando mascullaba cosas incoherentes.
- ¿Pero cómo has llegado hasta El Inframundo? - me preguntó mientras nos metíamos en la cama.
- Acababa de dejar a Percy en el cole y un hombre en traje se me acercó. Dijo que estaban buscando asistentes y me dio su tarjeta. Me pareció bastante extraño pero pensé que no perdía nada por intentarlo. Me hicieron algunas entrevistas y al final me dieron el trabajo.
- ¿Y por qué no me llamaste? Te podría haber cubierto en el trabajo.
- Por seguridad me pidieron que dejara las cosas en recepción. El puesto era para trabajar directamente para Hades y solo querían asegurarse de que no se filtrara nada.
- ¿Asistente? ¿Para Hades? - preguntó emocionada.
- Sí.
- Quiero tener tu suerte en la vida.
- No te la recomiendo - me reí.
- ¿Y que tienes que hacer exactamente?
- Lo que me diga. Es un contrato de esclavitud pagado - me reí.
- Yo dejaría que ese hombre me hiciera lo que quisiera - babeó poniendo los ojos en blanco.
- ¿Y Dean?
- Seguro que se une - bromeó.
- He aceptado por el dinero - mentira. He aceptado por no quedarme allí encerrada para siempre o incluso ser asesinada -. Pero no es que me agrade su compañía.
- ¿En serio?
- Ni que fuera una novedad que hay famosos desagradables - no era del todo cierto pero no sabía explicarlo mejor sin tener que contar todo.
- Touche.
- Mañana podemos dejar a Percy de camino a la cafeteria. Debería ir para avisar de que dejo el trabajo. Podría hacerlo por correo pero Tony se ha portado bien conmigo.
- Te ha estado tirando los tejos desde que llegaste - se rio.
- Bueno, aun así me ha hecho el favor de hacer la vista gorda más de una vez. Sabes que con Percy y con mi madre es bastante difícil lo de trabajar.
- ¿Y cómo lo vas a hacer ahora? Asistenete y camarera no es precisamente algo que se parezca. No creo que a un gran empresario le haga gracia que te larges si hay cualquier problema.
- Iré improvisando sobre la marcha. Alguna solución encontraré.
- Sabes que si necesitas ayuda puedes contar con nosotros.
- Lo sé. Tengo suerte de que seas mi amiga - dije acurrucándome en sus brazos.
- Recuérdalo cuando seas millonaria - se burló.

HADES [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora