Capítulo 8:

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El señor Styles me recibió con una sonrisa educada en la recepción del hotel.
- Buenos días, señorita Sander. Es un placer ver que ha venido por propia voluntad.
- No se me había ocurrido que tuviera la opción de no venir.
Aunque lo había dicho totalmente en serio, el señor Styles se rió mientras me guiaba a una despacho junto a la recepción.
- Sin duda nos hace un gran favor. Ya demostró ser bastante escurridiza el día de ayer.
Eso tampoco había acabado muy bien.
- Siéntese, por favor - me ofreció señalando la silla frente a la suya -. ¿Desea beber algo?
- No, gracias.
Aún me sentía muy incómoda allí. Todos mis sentidos alerta y cada músculo en tensión.
- Aunque leyó el contrato imagino que su puesto es algo difícil de entender por eso me gustaría explicárselo de forma que le sea más sencillo comprenderlo.
Asentí.
- Aunque si le preguntan usted afirmará ser la asistente del señor Hades, el puesto es más bien de acompañante. Deberá estar disponible durante el horario de trabajo pero eso no quiere decir que deba estar con él continuamente.
Deslizó un móvil sobre la mesa.
- Me comunicaré con usted a través de él aunque si lo deseara, el señor Hades también dispondrá de este número. Mientras él no solicite su asistencia podrá hacer lo que quiera.
Junto al móvil colocó una tarjeta del hotel.
- Tiene reservada una habitación, la 20.15. Le será familiar dado que es la habitación en la que esperó ayer. Con esta tarjeta tiene acceso a todas las plantas públicas y VIPs pero también a la planta 29, donde reside el señor Hades. Puede utilizar todos los ascensores y hacer uso de todas las instalaciones del hotel tanto en su horario como fuera de él.
Me dejó un folleto bastante amplio con información del hotel.
- En cuanto a los gastos, podrá utilizar la tarjeta de la habitación. Si desea hacer uso del spa, los masajes o pedirse alguna copa, no lo dude. Tiene total libertad con su tiempo libre. En cuanto a otros gastos - dijo dejando una tarjeta de crédito negra con pequeñas llamas azules -, tiene a su disposición esta otra tarjeta. No cuestiono sus gustos ni sus atuendos pero sería conveniente que dispusiera de un armario más elegante. La ropa que necesite comprarse o cualquier gasto relacionado con el trabajo que necesite pagar, podrá hacerlo con esta tarjeta. Parece una señorita responsable por lo que imagino que sabra utilizarla con cautela.
La sola idea de tener acceso a tantas cosas y tanto dinero aún sabiendo el sueldo que me iban a dar, resultaba aterrador. Me sentía culpable por la sola idea de utilizar cualquiera de esas cosas.
- En el teléfono encontrará otros contactos. Entre ellos el señor Frank Hunter. Es uno de los chofers a nuestro servicio. Si desea ir a cualquier lugar le pedimos por favor que haga uso de sus servicios. De esa manera será más sencillo tenerla localizada o conseguir que vuelva cuanto antes si el señor Hades requiere su de su presencia. También verá a la señorita Bella Moreau. De hecho vendrá a buscarla en un momento. Es una estilista de renombre. Dado que el señor Hades sigue durmiendo es un buen momento para comprar varias prendas de ropa y que tome sus medidas. Se encargará de que su armario tenga también todas las prendas necesarias para cualquier ocasión y le escogerá un conjunto para cada día.
En aquel momento di gracias de ser camarera ya que me había ayudado a tener una muy buena memoria. Recogí todo lo que me había entregado y lo guardé en la pequeña mochila negra que me había llevado. Había tratado de vestirme de forma medianamente elegante pero lo máximo que había encontrado era una camisa blanca que había combinado con unos vaqueros negros y una americana desabotonada.
- Ya he hablado suficiente. ¿Tiene alguna pregunta?
Tardé unos segundos en poder responder.
- He traído lo que me prestaron ayer. Lamento decir que el vestido terminó algo manchado por la sangre de... del señor Hades.
- Haré que lo laven y lleven a su habitación.
- Entonces, si lo he entendido bien, ¿puedo hacer lo que quiera?
- Sí.
- Y solo debo venir cuando Hades me lo pida.
- Sí.
- ¿Y en que se supone que debo... asistirle?
- El señor Hades es un hombre con muchas preocupaciones. Una acompañante que consiga hacerle olvidar el estrés del trabajo y distraerle es algo necesario.
- Hay muchas mujeres que se dedican a ello. No tenían por qué crear un puesto tan específico.
- Fue una petición del señor Hades. El trabajo esta hecho a medida.
- ¿A su medida?
- Y a la vuestra. ¿O me equivoco?
Negué con la cabeza. Me sentía demasido abrumada.
- Además, usted ha pertenecido a ese gremio de mujeres que trabajan como acompañantes, ¿no es así?
Le miré sorprendida aunque no era de extrañar que lo supiera si trabajaba para Hades. Equivocado tampoco estaba.
- Si en algún momento se le ocurre cualquier otra pregunta también tiene mi número. O puede venir a verme. Será un placer ayudarla con todo lo que necesite.
- Muchas gracias - musité.
Me sentía como si la cabeza fuera a explotarme en cualquier segundo. Todo era demasiado. Si la manera de obtener el trabajo había sido extraña, el trabajo casi lo era aún más y no podía dejar de preguntarme si tenía algo que ver con la noche en la que conocí a Hades.
- En realidad tengo otra pregunta.
- Adelante.
- Me pareció verle en Little Garden. Un parque cerca de donde me... - no supe muy bien si utilizar la palabra secuestrar.
- Sí. En efecto - contestó evitando que tuviera que encontrar una forma mejor de decirlo.
- ¿Fue así como... me seleccionó para el trabajo?
- Sí.
- ¿Y tiene algo que ver con la noche en que el señor Hellfire vino al Club Blue Lagoon?
- Ese tipo de preguntas que se adentran en un ámbito más personal, tal vez debería hacérselas directamente al señor Hades.
Justo en aquel momento entró de golpe una mujer elegante con un fuerte olor a colonia.
- Espero que la chica merezca la pena - dijo colocándose frente a mí alzando una delgada ceja castaña.
Tenía el pelo rubio con unas ondas tan elegantes como ella y era realmente guapa. Una nariz fina, labios carnosos, ojos azules y unas piernas largas bronceadas.
- Tienes que estar bromeando - dijo mirando al señor Styles.
- Tiene potencial.
- Es lo peor con lo que he tenido que trabajar.
- Un reto que estoy seguro que sabrás enfrentar.
- Estoy aquí delante - dije algo molesta.
- Necesito sus medidas y al menos 15 conjuntos para antes de ayer - gruñó aparentemente molesta.
- El señor Hunter ya os está esperando.
La que debía ser Bella Moreau se dirigió de nuevo a la puerta.
- Venga, espabila - me dijo de mala gana.
Obedecí a regañadientes. Si no era muy fan de ir de compras, tener que hacerlo con aquella mujer no lo iba a mejorar.

HADES [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora