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- Pues eso, Juls. Que nos ha afectado un poco mucho a las dos. Cruzarnos con Mimi nos ha hecho darnos cuenta de que hay ciertas cosas que no están superadas – le explicaba Alba a su amiga la situación.

- Pero, tía, nunca nadie tiene absolutamente todo superado. Lo que nos va pasando en la vida, nos deja huella y cicatrices mal curadas. Es algo humano.

- Ya… - reflexionó sobre eso la rubia-. A Nat siempre la había visto tan convencida, tan segura… Joder, cuando me lo contó fue como conocer otra versión de ella, ¿sabes?

- Una parte más profunda, la que tú has tenido la valentía de exponer desde que te diste cuenta de tus múltiples cagadas.

- ¿Y Nat no ha sido valiente dándome la oportunidad? – defendió a la modelo, frunciendo el ceño.

- Claro que lo ha sido. Solo que cada quién tiene sus tiempos, sus momentos de darse cuenta de lo que nos pasa. A Natalia le ha hecho falta empatizar con un sufrimiento anterior para reencontrarse con su propia herida y ver que de algún modo seguía abierta.

- Y me toca a mí cerrarla… - se mordió el labio-. Espero que Marta me ayude a hacerlo bien, porque yo de verdad que quiero. Y que a ella también la ayude. Nat va a empezar a ir a terapia…

- Vas a poder, Albita. Vais a poder las dos. Despacio y con buena letra, si os decís las cosas y ponéis de vuestra parte para superarlas, lo demás es cuestión de tiempo.

- Ay, ojalá, Julia… - suspiró, le había venido bien hablarlo con alguien más.

- Oye, ¿sabes qué? Tengo para ti una oferta que no vas a poder rechazar – puso Julia voz de interesante, golpeando suavemente con el puño sobre la mesa en la que comían, en la cafetería.

- ¿Qué dices, payasa?

- Lo que oyes. Escucha con atención: Roma, la ciudad del amor; pasta, tanto la de hidratos de carbono como de dinerito; primavera, que la sangre altera y hotel de lujo gratis. ¿Qué te sugiere? – alzó las cejas la castaña, esperando respuesta.

- No te entiendo.

- Vale, si a todo lo anterior le añadimos a la modelo perfecta, o sea, Natalia Lacunza. ¿Qué te sugiere?

- ¿Dices que hagamos un viaje o algo así?

- Error. Digo que, convenientemente, yo tengo un shooting con Natalia en Roma dentro de un mes. Y, como buena amiga que soy no me importaría cambiártelo por otro shooting tuyo, como por ejemplo el de Miley Cyrus el año que viene – parpadeó repetidamente a la vez que le mostraba su mejor carita de ángel.

- ¿El de Miley? Dios, menuda interesada estás hecha. ¡Vaya amiga! – ironizó la rubia.

- ¿Me vas a comparar un viaje a Roma con Natalia Lacunza a sacarle unas fotitos de nada a una cantante a miles de kilómetros comiéndote mil horas de avión?

- No tienes vergüenza ninguna, Julia Medina – la acusó.

- ¿Pero aceptas?

- Por la de Miley no, pero negociemos y te la cambio por otra.

- Uy, casi cuela, ¿eh? No veas si estás enamor…

- Ssh… No lo digas. Despacio y con buena letra – le guiñó el ojo Alba, parafraseando sus mismas palabras.
 




- Hola, bonita – saludó Alba tras abrirle la puerta de su casa a la morena.

- Hola, Albi – llevó sus manos a las mejillas de la fotógrafa para comérsela a besos y engancharse cual koala para reclamar un abrazo.

- ¿Cómo estás? ¿Necesitada de mimos?

- Muy necesitada de mimos - apuntó.

- Pues tienes suerte porque a mí me apetece muchísimo dártelos.

Alba preparó infusiones para las dos y se ofreció a hacerle un masaje, siempre y cuando lo recibiera de vuelta.

- No sabía que me hacía tanta falta la terapia hasta que he vuelto, ahora mismo debería ir envuelta en una caja de esas que pone “muy frágil".

- ¿Habías ido antes a terapia? Eso no lo sabía – se sentó a su lado en el sofa, para robarle un par de caladas del cigarro que la morena tenía encendido.

- Hace unos años por lo de…

- ¿Tu ex?

- Exacto. Le he dejado a Marta la cabeza como un bombo con mis traumitas – trató de tomarlo con humor, pero no le salió demasiado bien.

- Y ahora estás como si te hubiera pasado un camión por encima, ¿verdad? – le acarició la mejilla con ternura.

- Algo así. Es lo que tiene abrirse en canal de vez en cuando, aunque esto es un proceso, una montaña rusa – imitó el movimiento con la mano-. Yo hoy estoy un poco en la mierda de la montaña, pero llegará el momento en que estaré arribísima.

- ¿Quieres venirte un poco arriba ahora? – alzó Alba una ceja.

- ¿A qué te refieres?

- Tengo una propuesta que hacerte, puedes decir que no y ni me ofenderé, ni pasará nada, ¿vale? – preavisó la fotógrafa.

- Albi, me hago un poco de caca si me lo dices así – soltó una risa nerviosa, propia de la expectación.

- ¡No! No te asustes, en realidad es de “trabajo" – hizo las comillas en el aire-. ¿Sabes la sesión que tienes con Julia en Roma?

- Algo me dijo Sabela… - hizo memoria-. ¿Qué pasa con eso?

- Que, si quieres, me ha ofrecido hacerla yo y así tendríamos unos días para nosotras lejos de Madrid… Pero solo si quieres, si te parezco muy pesada colándome en todos tus trabajos, tú me lo dices y yo sin ningún problema…

- Claro que quiero ir contigo a Roma.

- Que además, igual no es el mejor momento porque estamos en un punto intenso, con mucha carga de emociones que estamos gestionando las dos y no quiero forzarte a ninguna situación incómoda…

- Alba – llamó su atención para que la escuchara a ella-. Me muero de ganas y, de hecho, creo que justo ahora nos puede venir incluso mejor que en cualquier otro momento.

- ¿Sí?

- Sí. Es compartir algo nuevo, de viaje la gente es diferente… Nos sirve para conocernos más.

- ¿Seguro que estarás cómoda? – se quiso asegurar la fotógrafa.

- ¿Seguro que estarás cómoda tú? Te recuerdo que ahora empatamos en problemitas…

Alba rio, negó con la cabeza y la besó.

- También empatamos en ganas de resolver esos problemitas, que es lo más importante.

- Pues sí, bonita – le dio la razón, para dejar después un tierno beso en su sien.

desnudArte | AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora