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Natalia pensó lo del desnudo, le dio muchísimas vueltas en los siguientes días. Trataba de imaginarse la situación, cómo se sentiría al enfrentarse en bolas a la cámara de Alba Reche, también desnuda.

La modelo nunca había hecho ese tipo de fotos, ni se había planteado nada similar en ningún momento de su carrera. Era una línea que siempre le había dado pudor traspasar.

Al entrar la rubia en la ecuación las cosas cambiaban, pero no por eso la decisión se le antojaba más sencilla. Eran muchos factores los que cruzaban su mente.

Aparte del momento de la verdad, que ya de por sí le inquietaba, no sabía si estaría cómoda con que el resto del mundo acabara teniendo a su disposición algo tan íntimo.

No era el hecho de mostrar sutilmente su desnudez lo que le preocupaba, sino que entraran en la intimidad que supondría ese momento entre las dos.

Se imaginaba en el set desierto y algo desangelado en el que solían trabajar y no lo veía nada claro.

Es demasiado frío para algo tan especial.

Una llamada entrante de la rubia, que últimamente formaba parte indispensable de su rutina diaria, interrumpió sus pensamientos.

- Hola, Nat – le sonrió con la voz, si eso era posible.

- Hola, Albi.

- ¿Qué tal el día? ¿Te están tratando bien en Berlín? – se interesó.

- Uf, estoy reventada. No sé ni cuantas horas hemos estado entre reuniones, pruebas de todo lo imaginable… Y con el madrugón para pillar el avión, no había maquillaje suficiente para tapar mis ojeras – le contó.

- Encima yo te entretuve ayer hablando por teléfono hasta las tantas. Ahora me siento culpable – se mordió el labio, aunque Natalia no podía verlo.

- Yo me dejé entretener, así que de culpable nada – corrigió la modelo.

- Igualmente, hoy sí que te voy a dejar descansar, si quieres hablamos mañana.

- No. Hablamos ahora, que no me has contado nada de tu día.

- Pues ha sido tranquilito, he estado eligiendo y editando mínimamente las fotos de la sesión que tuve en Los Angeles con el actor ese americano que se ha hecho tan famoso.

- ¿Ese que me contaste que era imbécil y que casi te vas del set?

- Ese, a mí no me vacila nadie – advirtió.

- Y si te vacilan, que se atengan a las consecuencias - rio la morena-. ¿Entonces, el resultado, te gusta?

- A ver, he conseguido que transmita algo, así que lo considero un buen trabajo. Y a Noemí, que fue la que me obligó, también se lo parece.

- ¿Noemí te obligó?

- Bueno, a ver si te piensas que perseguirte como una acosadora todo este tiempo me iba a salir gratis…

- ¿Le tienes que decir que sí a todo porque te dio el capricho de ser mi sombra?

- Efectivamente. Es un precio que pago encantada, al final parece que vale la pena.

- ¿Parece? – cuestionó, solo para oírselo decir.

- La vale, Nat – le aseguró, recibiendo un suspiro al otro lado de la línea.

- Alba, he estado pensando…

- ¿Pensando en qué? – frunció el ceño.

- En la última sesión de A Oscuras.

desnudArte | AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora