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Natalia entraba en las imponentes instalaciones Vogue con sentimientos encontrados. No podía evitar que le invadieran los recuerdos de la primera vez.

Porque era mejor prevenir que curar, había elegido un top ceñido y unos pantalones de talle alto, en vez de la ropa cómoda de la última sesión.

Si algo no estaba era precisamente cómoda en ese lugar.

La recibió Noemí, que la felicitó por el resultado de la última sesión y la guio hacia maquillaje y peluquería.

Natalia respiró aliviada.

También lo hizo al entrar al set.

Técnicos de luz, ayudantes, maquilladores, peluqueros, más técnicos, más ayudantes.

Hay gente, menos mal.

Una tela blanca, un sillón de estilo italiano. Ropa, un montón de cambios de vestuario listos para ella.

Otro suspiro de alivio.

Le indicaron el outfit para las primeras fotos y en seguida apareció la diseñadora, que entusiasmadísima le hablaba largo y tendido del proyecto.

- Ya está todo listo, Alba - escuchó a lo lejos.

Será otra Alba. Tiene que ser otra Alba.

Alba Rodríguez. Alba García. Alba loquesea.

No quería girarse.

- Perfecto, empezamos en cinco.

Esa voz.

Esa puta voz.

Y demasiado cerca.

Ahora sí que no quería girarse.

Cerró los ojos. Inspiró y expiró.

Profesionalidad, Natalia, profesionalidad.

- ¿Qué haces tú aquí? - soltó, arrepintiéndose casi al segundo.

Alba Reche estaba vestida.

Menos mal.

Vestida con un peto tejano que escondía una ínfima camiseta gris debajo. Objetivamente, muy guapa.

Natalia mantuvo el tipo y las distancias, cuando la fotógrafa alzó una ceja.

- Saco fotos, es mi trabajo, ¿recuerdas? - le respondió con obviedad.

- Pensaba que trabajabas sola - miró Natalia a su alrededor.

- Y yo también, pero a mi jefa digamos que no le gusta que sea tan...

- ¿Especialita? - recordó la morena cómo la había descrito Sabela, y le pareció apropiada la sugerencia.

- Especialita, sí. Dice que tengo que "bajar al barro" de vez en cuando, coordinarme con un equipo, hacer sesiones normales y esas cosas aburridas - puso los ojos en blanco.

- ¿Y de todos los "de vez en cuando" tenía que ser justo hoy? - se cruzó de brazos.

- Me parecía un proyecto atractivo. Ya que tengo que bajar a los infiernos, que menos que hacerlo con alguien como tú.

Alba lo soltó como si nada y a Natalia casi se le salen los ojos de las órbitas.
Quería preguntar a qué se refería con sus palabras pero se mordió la lengua, al no saber si sobreviviría a la respuesta.

La fotógrafa no pudo evitar capturar ese momento de desconcierto con su flash. La morena poco tardó en tapar el objetivo con su mano.

- Has dicho que empezábamos en cinco.

desnudArte | AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora