II

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Di unos pasos hacia adentro y cerré la puerta. Una vez estuve adentro, me tomé unos minutos para inspeccionar la casa con la mirada, me sorprendió lo grande y espaciosa que era la casa por dentro. Di la vuelta y cerré la puerta, dándome cuenta de que había otro pestillo aparte de los anteriores que se ven por fuera, en la parte más alta de la fila de pestillos estaba el cerrojo de la llave con paletón redondo, seguido de ese, había una cadena de seguridad, luego de este último se encontraba el ultimo cerrojo, el cual pertenecía a la llave con paletón grueso.

Cerré cada uno de ellos y regrese al recorrido de la casa, gire sobre mis pies y volví a perder un poco el aire de ver lo gigantesca que era.

—Mierda —musite llena de en frustración —. Aki, date por muerto —sentencie teniendo en mente la cara de ese imbécil.

Era un lugar bastante bonito y con toques industriales, pero era demasiado grande, más de lo que había pensado. Probablemente, en otras condiciones amaría este lugar; sin embargo, teniendo en cuenta que viviría aquí durante un año completamente sola, me ponía de los nervios.

Los pisos eran de madera de abeto haciendo ver todo bastante frio y moderno. La recepción era bastante amplia, tenía doble altura y al igual que afuera, las paredes —junto con las de la sala y todas las paredes interiores de la casa— eran blancas, en la pared del lado izquierdo había una pared decorada con varios postes rectangulares y largos de madera, los cuales llegaban hasta el techo. Entre cada poste había un espacio de al menos otro poste, lo que les daba un contraste a las paredes blancas de la casa. En la pared derecha se encontraba un estante de zapatos con 12 aperturas en las cuales había pares de sandalias de color blanco a excepción de un par, las cuales eran rosas pastel. Encima del estante había un espejo rectangular del mismo largo al del mueble, del lado derecho había una maceta mediana en el suelo con una planta bastante alta y en el suelo enfrente del mueble había un tapete de color blanco.

«Ugh~», sonó en mi cabeza de pensar cuantas veces tendría que limpiar ese tapete tan blanco.

Mientras desabrochaba mis tenis blancos, mire hacia arriba viendo que había una lampara en forma de cascada, la cual constaba de varios cables los cuales en su punta se encontraban unas esferas de lo que parecía ser cristal, aunque dudaba mucho que fuera den cristal. En la base de los cables, se podían ver las luces blancas, las cuales eran reflejadas en las esferas y creaba un reflejo dándole más luminosidad a la recepción.

Deje mis tenis en el lugar de donde había sacado las sandalias y continue con mi camino. Baje dos escalones que separaban la recepción de la sala de estar. El juego de muebles era de color gris y se veían bastante cómodos. Me senté en el más amplio de ellos, recostando mi espalda en el respaldo y dejé caer mi cabeza hacia atrás.

La sala también llevaba doble altura, desde el techo colgaban unos cables de lo que parecían ser acero, los cuales sujetaban una caja hueca, en la parte hueca había plantas artificiales, aunque parecían muy reales y de algunas rendijas que se encontraban en la base del contenedor colgaban 10 cables negros, los cuales llevaban un foco de diferentes forma.

Debajo de la lampara de techo, había un tapete en color beige y encima de este había una mesa de centro de madera un tono más fuerte que el del piso, la mesa constaba de dos círculos —uno más pequeño que el otro— que estaban encimados, siendo sostenidos por 6 patas bien distribuidas. En el círculo más grande, había un trio de floreros de porcelana blanca muy bien centrados, las cuales llevaban algunas flores blancas. En el círculo más pequeño, había un tazón gris claro en el cual había unos dulces que conocía a la perfección ya que eran mis dulces preferidos.

—Uy~ esto es el cielo —musite saboreando el dulce de naranja que tanto me gustaba.

Mientras degustaba aquel dulce, me perdí en los ventanales de la sala, había dos ventanales como paredes, uno enfrente de mí y otro a mi derecha, los dos eran bastante grandes, pero no pasaban de ser un poco más altos a 2 metros. La ventana de enfrente era un ventanal corredizo el cual parecía dar paso a un pequeño balcón bastante iluminado, mientras que el de la derecha era un ventanal normal que daba vista hacia la continuación de un rio, lo que me hacía pensar que tal vez el balcón de la sala estaría arriba del cuerpo de agua.

Ojos de GatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora