Capítulo 03:

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Eclipse.

Era sábado, la noche del eclipse había llegado. El viento que abrazaba aquella colina era invernal y el aire que se respiraba hostil. La cabaña en si misma estaba recubierta por enredaderas y flores silvestres que denotaban su abandono. Sus paredes tenían la madera carcomida, pero en ella aún yacían restos de pintura color carmesí, como un rayo de luz entre tanta oscuridad.
En la parte delantera tenían sembrados algunas legumbres que habían crecido de forma natural, gracias a el sol y la lluvia que no faltaba nunca en el lugar, justo al lado había un pequeño jardín con flores recién sembradas de distintos colores.
Aquellas flores con su simple existencia, determinaban que aquel lugar se sintiera acogedor y no como una cabaña de película de terror de los 90's en una lúgubre colina casi perdida en el follaje.

Desde que Kalany cumplió los cinco años de edad, sus padres decidieron mudarse a la ciudad para que su hija recibiera educación, abandonando así aquel lugar que les cumplió tantos sueños, que les dio libertad cuando se independizaron de sus padres, la cabaña que les enseño cómo amar. Solo la visitaban en algunos veranos y en casos especiales, para limpiarla y recordarle a Kalany su relación con la naturaleza.

Las primeras en llegar fueron: Alice, Lydia, Cassie y Sophie. Luego de un rato llegó Lilly junto a Tory. 

—Manos a la obra pues ¿Qué hora es? —preguntó Tory. 

—Son las 7:30, ya deberíamos ir saliendo —respondió Kalany. 

—No olviden su hoja y lápiz para anotar el trabajo —les recordó Lilly. El grupo salió por la parte de atrás de la cabaña, donde se gozaba de una preciosa vista a la ciudad hermosamente encendida. Tomaron asiento en la grama fría y esperaron a que los minutos avanzaran. 

—Yo creo que casi es la hora —expresó Sophie al resto del grupo. 

—Falta exactamente un minuto, estén atentas —aviso Tory. 

—Que fastidio —se quejó Sophie a regañadientes. 

—¡Cálmate, Sophie!, la luna no sé irá a ningún lado, ten un poco de paciencia —expreso Cassie al escucharla. 

Luego de unos segundos, que para Sophie parecían eternos el cielo empezó a cambiar, la luna poco a poco se teñía de un hermoso rojo brillante, trasmutando de su color original. En ese preciso instante el sol, la tierra y la luna se alineaban, al igual que el destino de cada una de ellas, con una perfección que al verlo te hacía quedar sin aire. Sin duda alguna todas sintieron aquel hermoso suceso con cada parte de sus cuerpos, lo sintieron más que cualquier otro espectador que estuviera viéndolo en el planeta y más de lo que ellas mismas se podrían imaginar.

Cuando la luna ya estaba teñida por completo de aquel color cobrizo. Sucedió lo impensado, de un momento a otro se disparó una luminosidad explosiva en el cielo, una luminosidad casi irreal, como espiritual. 

—¿S...se, se supone que esto deba de ocurrir? —tartamudeó Sophie, observando a Lilly. 

—¡No!, no entiendo que está pasando, solo traten de escribir lo que están sintiendo —respondió Lilly, sonaba preocupada. 

—¿Escribir?, ¿En serio?, ¡Estoy temblando! —escupe Lydia sin más. 

—¡La tarea!, vinimos fue para hacer la tarea, que no se les olvide —recordó Tory, al resto. Manteniendo una falsa calma. 

The Lie of the Moon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora