Capítulo 9.

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Hyun Jin pensaba mucho en su pasado últimamente. Quería culpar al hecho de que había estado cerca de discutir de una manera horrible con Jung Kook, por poco incluso pasar a los golpes con él en la academia de baile Growl, aunque sentía que había algo más, pero nada lo ayudaba a quedarse tranquilo por completo.

—¡Hyun Jin! ¡No comas así! —La señora Kim se veía un tanto frustrada—. Por todos los cielos, pareces un animal salvaje o algo por el estilo... ¿Por qué tienes tanta prisa, eh?

—Q-quiero más comida y... s-se va a terminar... —Intentó explicar el pequeño pelinegro de cinco años.

—Ya no estás en el orfanato —suspiró—. Aquí no hay una sola olla para alimentar a cincuenta o cien o más niños, ¿entiendes? Come despacio y te serviré más si te queda hambre.

Avergonzado, el pequeño agachó la mirada e hizo un esfuerzo por comer con más lentitud. No quería hacer enojar a su nueva mamá y que ésta decidiera devolverlo al centro de protección de menores.

La vida en ese sitio no era precisamente bonita. Había muchos niños, pero pocas cosas, así que todo se tenía que compartir: ropa, zapatos, juguetes, comida, jabón, almohadas, sábanas, lo que fuera. Hyun Jin jamás había tenido algo que le perteneciera sólo a él.

—Ya regresé —escuchó de repente la voz de su nuevo papá, seguido del sonido de la puerta principal cerrándose—. ¿Está todo bien? ¿La cena ya está lista? —El hombre entró al comedor y frunció el ceño al ver al niño con un plato servido—. Oh... Parece que alguien se adelantó.

—Dijo que tenía hambre —comentó la mujer, levantándose en ese mismo instante para servirle la cena a su esposo.

—Hyun Jin, sé que por ahora no lo entiendes, pero en realidad tienes mucha suerte de estar con nosotros.

—Querido, déjalo. Es sólo un niño.

El hombre ignoró por completo esas palabras y siguió hablando, mirando fijamente a Hyun Jin en todo momento.

—Si no hubiéramos firmado ese contrato, tú seguirías en el orfanato.

—Hee Chul, por favor —insistió la mujer, acercándose a la mesa. Era fácil notar que estaba cansada.

—El niño tiene que entender por qué está aquí —se defendió—. Nos están dando dinero por cuidarlo, ¡dinero que necesitamos! —Dijo, volteando ahora a ver a su esposa—. Pagará nuestras deudas siempre y cuando hagas lo que yo te diga con el pago mensual.

—N-no lo sé, Hee Chul. ¿Y si las cosas al final no son como esperamos?

—Tranquila, en cualquier momento podemos decirle a los trabajadores sociales que ya no queremos al niño aquí, ¿recuerdas?

—¿En dónde está mi mamá? —Preguntó Hyun Jin inocentemente, interrumpiendo la conversación de los adultos—. Mi mamá de verdad... Quiero estar con ella ahora...

—Oh. Me temo que eso nadie lo sabe —fue la simple respuesta de la señora Kim.

—Tus padres te abandonaron, Hyun Jin —agregó Hee Chul sin delicadeza alguna—. No te querían, por eso estás aquí con nosotros ahora.

Los ojitos de Hyun Jin se llenaron de lágrimas y, con fastidio, la señora Kim tuvo que acercarse a él para tratar de consolarlo.

—A veces eres un idiota, Hee Chul.

—Como sea —bufó—. Si sacas al niño a pasear o cualquier cosa, no gastes más de seis mil wones* en él, ¿de acuerdo?

Un par de meses después, aquella pareja decidió dejar que el contrato se venciera y no solicitar uno nuevo. Hacerse cargo de Hyun Jin al final no los ayudó tanto como habían pensado. Los trabajadores sociales creyeron sus mentiras y por suerte a Hyun Jin se le encontró otra familia temporal en un par de semanas.

Felicidad de verdad [HyunMin] [ChanLix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora