Capítulo 1.

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Con ayuda de un empleado, bajó la última caja de la parte trasera del camión que pertenecía al servicio de mudanza, llevándola hasta el interior de su nuevo hogar y sonriendo al dejarla en el suelo.

—Creo que ya no falta nada —dijo amablemente—. Muchas gracias.

—Fue un placer —el hombre se despidió haciendo una corta reverencia y regresó al camión.

Seung Min miró a su alrededor, encantado con todo; incluso si la vivienda estaba un tanto vacía en esos momentos, podía imaginar cómo se vería cada habitación una vez que su novio y él terminaran de acomodar sus pertenencias. De una manera u otra, su cerebro aún no terminaba de procesar el hecho de que empezarían a vivir juntos a partir de ese día, pero sentía que la idea era maravillosa y que le haría mucho bien a su pareja.

—¡Minnie! —Un delgado joven de casi 180 centímetros de alto, con piel pálida y lacio cabello teñido de rubio claro, entró por la puerta corrediza que daba hacia el área cercada detrás de la casa—. ¡Nuestro nuevo jardín es tan grande y bonito!

—¿Te gusta?

No podía evitar sonreír sinceramente cada vez que veía al contrario tan emocionado.

—¡Sí! —Contestó al instante—. Es genial.

Seung Min se acercó a él, dejando una suave caricia en su mejilla antes de darle un beso dulce y fugaz en los labios.

—Me alegro mucho, Jinnie.

El rubio rodeó la cintura ajena y así pegó el cuerpo de su novio un poco más al suyo, clara señal de que no estaría satisfecho sólo con ese besito. Amaba sostenerlo entre sus brazos y disfrutar de su calidez.

Seung Min era sólo un par de centímetros más bajo que su novio. Su cabello era negro y lacio, pero más corto que el del contrario.

—Deberíamos desempacar un poco... —Sugirió tras compartir un beso más profundo con el rubio.

—Oh, ¿ahora mismo? Estoy cansado.

—Yo también lo estoy. Sé que el viaje fue largo, pero quisiera abrir por lo menos un par de cajas.

—De acuerdo.

—Empecemos con las cosas de la sala.

Trabajaron durante un par de horas, tardándose más en decidir cuál sería la posición exacta para sus muebles que en acomodarlos. El pelinegro se concentraba más en que todo fuera del agrado de su novio.

Le encontraron un sitio a las cosas más pequeñas que venían protegidas dentro de las cajas etiquetadas y, una vez que terminaron, se dejaron caer encima del largo sofá, agotados y sin la más mínima gana de moverse. No querían siquiera pensar en las demás habitaciones y todo el trabajo que les faltaba.

—Minnie, ¿podemos pedir una pizza en vez de cocinar algo para cenar?

—Me leíste la mente —respondió con una débil sonrisa.

—¡Oh, pero sería mejor ordenar algo ligero! Debemos dormir temprano hoy —comentó de repente—. Mañana será la fiesta en casa de Jeong In, después de todo.

—Tienes razón... Y ya no es precisamente temprano —suspiró—. Lo de la fiesta me recuerda que debería llamar a Chan hyung y asegurarme de que consiguió el pastel —se separó de su novio a pesar de no querer hacerlo.

El rubio siguió al más bajo con la mirada. Verlo levantarse y alejarse del sofá lo puso un poco inquieto, incluso si sabía que no se iría muy lejos. Seung Min pareció darse cuenta de lo que estaba pasando, pues le dedicó una sonrisa cargada de ternura y sujetó una de sus manos, apretándola levemente.

Felicidad de verdad [HyunMin] [ChanLix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora