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El estúpido traje es tan corto y me está tan grande que para cuando llego a la fiesta son casi las dos de la mañana. Entro en la discoteca, y me voy a una zona donde pueda ver a Noel. Si consigo hablar con ella, quizá pueda con seguir la información y olvidarme de todo este asunto de Gorka de una vez para siempre.

Me pido una copa para entrar en ambiente, pues las relaciones sociales nunca han sido lo mío. Al menos no sobria.

-Pensaba que no vendrías ya.- me dice un mosquetero con un sombrero de grandes alas.

-¿Gorka?- él asiente.

-He visto a Noel en un reservado. Ven.- me coge la muñeca y me arrastra hasta una zona separada por un cordón de terciopelo rojo.

Nos colocamos contra la pared, y vemos en una de las mesas a Noel, sentada con Javi, Claudia unos cuantos más.

Nos acercamos con cuidado de que no nos vean.

-Espera aquí, creo que están hablando de tí.- le pido, mientras intento aislar la conversación que están teniendo del ruido del ambiente.

-¿Os lo podéis creer? Todavía llora por él por las noches.- dice Claudia.

-¿En serio? Pero si hace más de cinco años desde que pasó, ya es para que lo hubiera superado.- interviene Noel, y puedo notar que la conversación se desarrolla principalmente entre ellas dos.

-¿A que sí? Pero ella tenía los estándares tan altos que cuando se dió de bruces con la realidad no pudo superarlo. Pero la verdad es que por el que más lástima es Gorka. Él y Noemí siempre hicieron tan buena pareja, estaban destinados a ser pareja. Incluso los dos eran capitanes de sus respectivos equipos, y eran los mejores de la clase.-

-Helena también era la mejor de su clase. Pero tienes razón, parecían estar destinados el uno para el otro. Aunque mi verdadera pregunta es por qué si le tienes tanta lástima a Gorka eres tan amiga de Helena.-

-¿Quién? ¿Yo? Sí, es verdad que me junto con ella y eso, pero es que es una pesada. Es como un perrito que necesita atención todo el tiempo. Siempre está llamándome a mí o a Javi. Pero no dejo que se acerque a mi Javier. No quisiera que se declarase en medio de una fiesta.-

Todos se ríen de su comentario y siguen hablando de mí. De ese momento. La respiración se me agita, y necesito urgentemente un cigarrillo.

-Vámonos.- Gorka me vuelve a agarrar la muñeca y tira de mí, pero la fiesta está en su apogeo, y no tardamos en separarnos por culpa de la gente, me quedo sola, y no sé donde ir o que hacer, miro a todos lados buscando una salida, pero estoy perdida en este mar de cabezas.

Las lágrimas se agolpan en mis ojos y puedo notar como todo se nubla a mi alrededor. Me cogen por el hombro con fuerza y me caigo, todo el mundo deja un espacio a mi alrededor y todos se me quedan mirando.

-Sí que tienes huevos.- mi corazón palpita tanto que siento que mi cabeza va a explotar cuando veo a Rosario.

-Ayúdame, Rosie.- le pido.

-Mirad, es Helena.- anuncia ella. Toda la discoteca se gira hacia nosotras, y empiezan los susurros.

"¿A esta no le gustaba el novio de Noemí?"

"Es verdad, dicen que se le declaró en el instituto."

"¿Y que pasó luego?"

"Que Gorka le dijo que nunca saldría con nadie como ella."

"Yo la conozco, está en Bellas Artes."

"Pues a mí me da lástima."

"Solo quería ponerse en medio porque estaba celosa de Noemí."

-Mira que te gusta ser el centro de atención, perra.- Rosario me coge por el pelo, y se acerca a mi oído. -¿Quieres que le cuente a todos tu secreto?-

-No, por favor.- suplico al borde de perder la conciencia.

-Entonces diles a todos lo que eres. Diles que eres una puta, una perra, una zorra. Y si no lo dices tú, lo digo yo. Les diré que pasó en primero.-

-Rosario, por favor. No me encuentro bien.-

Se le ensombrece el rostro.

-No me llames Rosario.- me pisa la mano.

Emito un chillido, y Rosario tira de mi pelo hasta acercarme a su boca.

-Tú me humillaste, ahora te devolveré el favor. Di lo que eres. Vamos.-

-Yo... Yo... Yo soy una p... - la fuerza sobre mi cabello de repente me suelta, y caigo en el suelo. Oigo un golpe, y después noto como me cogen en brazos.

-¿Estás bien?- solo soy capaz de ver un sombrero de ala ancha, y la gente moviéndose a mi alrededor. -Contesta, porque parece que te vas a morir y no se si ir al hospital o al tanatorio.-

El frío de la calle de repente me golpea, y puedo sentir mis pulmones llenándose de aire a la misma velocidad que mi adicción pide nicotina.

-¿Tienes un cigarro?- pregunto.

-La verdad esperaba que me preguntases mi nombre o que por lo menos dijeras "¿Gorka?".- con cuidado me deja en el suelo, y al ponerme en vertical no puedo frenarlo. Las arcadas son breves, y expulso cualquier sustancia que pudiera haber en mi cuerpo. -Venga échalo todo.-

Una vez me encuentro algo mejor, me incorporo y me giro para poder ver a Gabriel a mi lado.

-¿Por qué me has ayudado?- pregunto al hermano de Gorka.

-¿Por qué no? Prácticamente te estaban dando una paliza. -llama a un taxi. -Venga, ve a casa. En un rato irá Gorka.-

-No, por favor.- le pido. -No creo que sea capaz de poder ni abrirle la puerta.-

-Por eso mismo. Déjala abierta, vives en un barrio tranquilo.-

-Pero no quiero que venga. Gabriel, dile que no aparezca por mi casa.-

-Lo siento, pero estás muy mal y no puedo dejar la discoteca sola. Y si no me haces caso, se lo diré a Serena.-

El taxi aparece y Gabriel me ayuda a entrar en el coche.

Me dejan en mi casa, y entro golpeándome contra las paredes. Entro en mi apartamento. Y en el fondo de la habitación me acuerdo de que está el cuadro del dormitorio en el que amanecí una noche.

No sé donde esconderlo, así que lo oculto entre las cartulinas del suelo y los demás objetos de pintura.

No puedo ni pensar en sentarme, me pican los ojos, la garganta, el cuerpo me da espasmos del miedo y el dolor, y justo debajo del caballete recuerdo que tengo algo escondido.

Arranco el celo que sujeta la pequeña bolsa de plástico a la madera, y saco su contenido.

Llevo la pastilla a mi boca y cierro los ojos, esperando que toda esta noche haya sido una horrible pesadilla.





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